El culebrón de OpenAI, la empresa creadora de ChatGPT, ha dado un nuevo giro de guión en el capítulo de este pasado martes, cuando Sam Altman, su CEO, despedido por el Consejo de Administración de la empresa el pasado viernes, ha vuelto a hacerse con el cargo y ha destituido a toda la junta directiva. Altman, apoyado por Microsoft que es dueña del 49% de las acciones de la empresa, días después de su sustitución. El despido del CEO se produjo por la diferencia de visión existente en el órgano directivo entre los que defendían poner en el mercado más pausadamente una IA más segura para la humanidad y los que querían rentabilizar el producto y darlo todo a nivel comercial.
Con este nuevo capítulo se culminan las frenéticas discusiones y cambios de opinión sobre el rumbo de la startup en plena vorágine de éxito comercial, de implantación y de usuarios de la inteligencia artificial (AI), en particular Chat GPT, su producto sacado al mercado hace ahora un año (el 30 de noviembre), que ya cuenta con casi 200 millones de usuarios en todo el mundo, lo utilizan más de mil millones de veces por mes y que genera casi 100 millones de dólares de cifra de negocio mensual.
OPENAI Y SUS CUATRO DÍAS DE INFARTO
La vuelta de Altman después de cuatro días de infarto, se ha producido después de que la compañía acordara renovar el consejo de administración que lo había despedido. OpenAI nombró presidente a Bret Taylor, ex codirector ejecutivo de Salesforce, y también nombró a Larry Summers, exsecretario del Tesoro de EE. UU., que es miembro de la junta.
La junta anterior ha cometido el grave error de no explicar bien las razones por las que había decidido despedir a Sam Altman, salvo señalar que trataban de defender la ética que originariamente marcaba los caminos de la startup con la misión de desarrollar una IA que fuera segura y beneficiosa para el conjunto de la humanidad. La bondad de esta idea ha sido derrotada, y ha ganado el negocio y el dinero.
El acuerdo para restaurar Altman marca el comienzo de una era potencialmente nueva para la empresa, que nació como una organización sin ánimo o fines de lucro, que durante mucho tiempo hizo malabares con las preocupaciones del personal sobre los peligros de la IA y su potencial de comercialización.
MICROSOFT, EL ‘PADRINO’ AMBICIOSO
Esta reorganización llevada a cabo este martes parece favorecer a Altman y al gigante del software que es su principal patrocinador, Microsoft. La compañía creada por Bill Gates está implementando la tecnología desarrollada por OpenAI para clientes empresariales a nivel mundial, lógico después de haberse comprometido a invertir hasta 10.000 millones de dólares, porque la IA requiere un gran potencial económico para crearla, configurarla, perfeccionarla y desarrollarla.
El CEO de Microsoft, Satya Nadella, que ha sido uno de los actores principales del culebrón, porque se apresuró a contratar a Altman al día siguiente de su despido, ha acogido con mucha satisfacción los últimos cambios. «Creemos que este es un primer paso esencial en el camino hacia una gobernanza más estable, mejor informada y eficaz», ha afirmado.
Otro director ejecutivo, el de Quora, Adam D’Angelo (exempleado de Facebook), permanecerá en lo que OpenAI ha denominado la nueva «junta inicial». No ha quedado claro por el momento si los directores restantes que no tienen acciones en OpenAI van a conservar sus puestos, o si los inversores en su entidad con ganancias limitadas, como Microsoft, propietario del 49%, ganarían sus primeros nombramientos.
Con este retorno a la «normalidad», con Sam Altman al frente de la empresa es posible que se consiga frenar la pérdida de más de 100 clientes, que se habían puesto en contacto con el competidor Anthropic durante el fin de semana. La startup de los hermanos Amodei también ha recaudado miles de millones tanto de Amazon como de Google en los últimos meses. Otros clientes se han acercado a Google Cloud y Cohere, una startup rival de OpenAI y muchos otros también están considerando cambiar al servicio Azure de Microsoft, que ofrece copias de los modelos OpenAI y otros modelos.
También puede que se frenen los cientos de trabajadores de OpenAI que había decidido irse de la empresa manifestaron su intención de pedir ser incorporados en la nómina de Microsoft al igual que su entonces ex CEO. En este sentido, la directora de dinero y mercados de Hargreaves Lansdown, Susannah Streeter, ya ha vaticinado que el camino de OpenAI ahora estaba «libre del reciente y turbio tumulto. Las opiniones de Sam Altman sobre cómo administrar la empresa dominarán la dirección futura, especialmente dado que será supervisado por una nueva junta»,según recoge Reuters que había afirmado Streeter.
SAM ALTMAN VS STEVE JOBS
Todo Silicon Valey ha tenido la oportunidad estos días de opinar y realizar comparativas entre los acontecimiento vivido por Sam Altman y lo que en su día vivió Steve Jobs, el creador, CEO y gurú de Apple, que fue despedido del cargo en el fabricante de PCs y dispositivos en una lucha de poder parecida a la habida en OpenAI allá por 1985, aunque en su caso no regresó hasta 12 años después. Altman ha vuelto en solo cuatro días.
Su despido generó una especie de tornado en OpenAI. Su presidente, Greg Brockman, renunció en protesta por el despido del CEO. El domingo, Altman regresó a las oficinas de OpenAI a la espera de un le nombraran de nuevo rápidamente, cuando la junta volvió a dar la campanada y a quien decidió nombrar fue ex CEO de Twitch, Emmett Shear, como director ejecutivo interino.
En una publicación en X este martes, Shear afirmó que había trabajado «72 horas muy intensas» para devolver la estabilidad (y, en última instancia, también a Sam Altman) a OpenAI. «Este fue el camino que maximizó la seguridad, además de hacer lo correcto por parte de todas las partes interesadas involucradas», explicó.
El golpe maestro de Altman ha sido posible en buena medida gracias a Microsoft. Cuando el CEO de Open AI se quedó sin trabajo, el de Microsoft, Satya Nadella, se apresuró a confirmar que el ex directivo de la startups creadora de ChatGPT podría encabezar un nuevo equipo de investigación junto con Brockman y otros colegas que salían de OpenAI. Este lunes, casi todo el personal de la empresa de IA, de más de 700 personas, había amenazado con irse y unirse al esfuerzo de Microsoft a menos que la junta dimitiera y reintegrara a Altman.
La amenaza estaba respaldada por la enorme potencia informática de Microsoft, el activo clave que impulsa la tecnología de OpenAI junto con su personal de científicos informáticos. El cofundador y presidente, Brockman, ha celebrado con un selfie junto a su personal el martes por la noche, haberse adelantado a la fecha límite de la fiesta de Acción de Gracias en Estados Unidos, que se celebrará este jueves, ya que las partes se apresuraron a negociar para no irse de vacaciones con la empresa hecha un desastre. El selfie lo ha acompañado con una optimista frase; «Volveremos más fuertes y más unidos que nunca», afirmó.