La producción anual de hidrógeno de bajas emisiones podría acercarse a los 38 millones de toneladas a 2030 si se llevan a cabo todos los proyectos anunciados (27 millones de toneladas basados en electrólisis y 10 millones de toneladas con captura), lo que supone un crecimiento de casi el 50% respecto a las previsiones del informe del pasado año.
Sin embargo, sólo el 4% cuenta con una decisión en firme de inversión o está en fase de desarrollo, sobre todo en Europa y China, pero con una tendencia al alza en otras regiones como América Latina, Australia y Nueva Zelanda o Norteamérica.
Así lo ha advertido el analista de tecnologías energéticas de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), José Miguel Bermúdez, durante la presentación del informe ‘Global Hydrogen Review 2023’.
Según ha indicado, más de 40 países cuentan con estrategias nacionales de hidrógeno, lo que demuestra la «importante» evolución y los numerosos proyectos que se están poniendo en marcha. No obstante, el hidrógeno de bajas emisiones representa menos del 1% de la producción y el uso total de hidrógeno en el mundo.
El experto de la AIE ha argumentado que la creación de demanda va a un ritmo mucho menor que los objetivos de producción. Los compromisos gubernamentales para la producción de hidrógeno de bajas emisiones alcanzan los 35 millones de toneladas en la actualidad, sin embargo, para la creación de demanda no supera los 14 millones de toneladas.
Por tanto, las medidas de los distintos gobiernos, la cooperación internacional y la colaboración del sector privado en el lado de la demanda, con pequeños acuerdos de compra no vinculantes, no están siendo suficientes para igualar los objetivos de la producción.
COSTES CRECIENTES
En un contexto económico difícil, los nuevos proyectos se enfrentan a costes crecientes (alta inflación, elevados tipos de interés), que se suman a los de inicio, ya de por sí altos, poniendo en riesgo la rentabilidad a largo plazo.
En esta línea, la AIE estima que un aumento del 3% en el coste del capital, representa un 30% en el coste del hidrógeno. A pesar de este escenario, el desarrollo de electrolizadores empieza a acelerarse.
Si todos los proyectos anunciados se llevaran a cabo, se alcanzaría un total de 420 GW de electrólisis a 2030 (un 75% más frente a las previsiones del mismo informe de 2021).
Asimismo, según Bermúdez, parecen darse mejores previsiones tras el periodo de alta inflación respecto a los costes de producción del hidrógeno en el escenario cero emisiones netas a 2050.
Las exportaciones de hidrógeno previstas podrían alcanzar los 16 millones de toneladas en 2030, aunque casi todos los proyectos se encuentran en sus primeras fases de desarrollo y menos de un tercio han identificado un posible comprador.
EVOLUCIÓN LENTA
Del mismo modo, el analista ha afirmado que el hidrógeno de bajas emisiones es clave en sectores de uso intensivo de energía y más difíciles de descarbonizar (químico, refino, acero, marítimo o aviación), pero su evolución es lenta.
Para que pueda alcanzar su máximo potencial, requerirá de mayores avances en tecnología, regulación y aumento de la demanda. La mayoría de los proyectos de producción de hidrógeno de bajas emisiones que cuentan con planes de inversión están relacionados con aplicaciones de hidrógeno ya existentes.