Vodafone España ha terminado en manos del fondo inglés Zegona por culpa de las políticas de Competencia de Bruselas, y su posible desarticulación como empresa pone en peligro a miles de puestos de trabajo de los 3.800 empleados que la segunda operadora española tiene en nuestro país. Debido a los deseos de extrema competencia de los reguladores, los sindicatos de la teleco les culpan, al igual que lo ha hecho la dirección de la empresa, de los bajos ingresos debido a la fragmentación del mercado de las telecomunicaciones, con múltiples operadoras virtuales que bajan los precios, no generan tanto empleo y de calidad, y no invierten en las redes y la tecnología puntera.
El fondo inglés Zegona ha hecho público que compra la totalidad de la filial española del grupo Vodafone por 5.000 millones de euros, que cambiará la dirección de la compañía y la pondrá en manos de José Miguel García, ex CEO de Jazztel y de Euskaltel, operadora que ya compró en su día la financiera inglesa. Zegona va a financiar la compra con más deuda, porque el fondo apenas tiene activos, y será el propio grupo de la operadora inglesa y una ampliación de capital, los que financien la operación.
los bajos ingresos debido a la fragmentación del mercado de las telecomunicaciones, con múltiples operadoras virtuales que bajan los precios, no generan tanto empleo y de calidad, y no invierten en las redes y la tecnología puntera
El presidente del fondo británico, Eamonn O’Hare, ha dicho a la prensa de su país que la compra de Vodafone España «es una gran oportunidad». La plantilla de la operadora no lo ve así en absoluto. Los representantes de los empleados han mantenido una serie de reuniones informales a lo largo de la jornada del pasado martes con el fin de organizar los siguientes pasos a dar. Han decidido mantener la presión con los reguladores, porque consideran que buena parte de la responsabilidad de todo lo que le está ocurriendo a la compañía inglesa en España, y a todo el sector de las telecomunicaciones «es de las políticas de competencia de la Unión Europea«.
Los sindicatos valoran hacer alguna movilización o acción que todavía no han determinado. Por otra parte, van a intentar mantener la interlocución con la empresa abierta para estar informados de los próximos pasos que vaya a dar y tratar de influir en que esta venta no acabe en una destrucción de empleo.
En su opinión, la situación de Telefónica también es convulsa por la misma regulación, la de Orange y MásMóvil, cuando se fusionen, también será complicada por las decisiones de la Comisión de la Competencia de la UE. «Han decidido aportar por la competencia salvaje, obviando otros aspectos que son muy importantes y relativos a la generación de riqueza que se genera en el país, a la hora de desarrollar redes de calidad y de generar empleo», explican desde los sindicatos de Vodafone.
Han decidido mantener la presión con los reguladores. consideran que buena parte de la responsabilidad de lo que le está ocurriendo vodafone España, y a todo el sector de las telecos es de las políticas de competencia de la Unión Europea
La fuerza laboral de la empresa no comprende que, si la Comisión de la Competencia quiere que haya cuatro operadoras grandes en España, cómo van a permitir que Zegona desmembre Vodafone en nuestro país, que es justo lo que tiene fama de hacer el fondo financiero inglés. «Es lo que se suponen que Bruselas quería evitar. Todas las explicaciones que ha dado la Unión Europea para retrasar las decisiones en relación a la fusión de Orange y MásMóvil, se basa en su deseo de que coexistieran cuatro telecos. Si Digi va a ser el cuarto operador, no entendemos cómo van a dejar caer a Vodafone españa», nos dicen.
La gran duda ahora es si Zegona, especializada en vender empresas que compra en trozos, va a poder hacer lo que quiera una vez se haga con el 100% de la teleco roja ante una UE que se vería como el mercado de primera fila español se vuelve a quedar en tres empresas. Por esa razón todo apunta a que Competencia desde la UE le puede parar los pies al fondo inglés y le pondrá problemas para trocear y vender, «salvo que se rinda y al final permita que haya solo tres grandes operadoras», explican los sindicatos, poniéndose en lo peor.
Las ventas de acciones, es decir, el cambio de dueño de una compañía, no pasa por la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (CNMC). Sin embargo, Vodafone, como las demás operadoras, es un servicio esencial y su compra tendrá que ser revisada por Competencia. Ese servicio esencial se basa en la red propia de móvil tendida por la empresa del grupo inglés en España. Y también tienen su importancia los clientes de la administración que dependen de su telefonía móvil, como por ejemplo buena parte de CORA, la plataforma de comunicación entre ministerios, la Generalitat de Cataluña, el Gobierno murciano, y si resultan ganadores de los contratos para las comunicaciones del Gobierno andaluz y el valenciano.
VODAFONE NO ES COMO TELECABLE O EUSKALTEL
Competencia es el problema según los representantes sindicales, pero también puede ser la salvación de la empresa. A los trabajadores les gustaría que las circunstancias fueran como cuando el fondo Zegona compró Telecable R, que era la empresa que había fusionado a las operadoras de Asturias y Galicia, ya había un presión para estructurar el sector y directamente la intención de la financiera inglesa era venderla a Euskaltel. Zegona se quedó en el accionariado porque sabían que Euskatel no iba a poder ser independiente, razón por la que se la vendieron a Más Móvil.
«Ya había una perspectiva de venta inicial, por lo que Zegona fue muy respetuoso con las plantillas, muy duro en relación a la venta, pero no hubo despidos significativos. Sí que los hubo en la dirección de las compañías adquiridas, sobre todo con el fin de cambiar las dinámicas de negocio y comerciales», explican desde la representación sindical.
Los sindicatos han pedido a la empresa el contacto con Zegona para poder limar asperezas desde un principio en materia laboral ,»pero no nos lo han dado» aseguran. Tiene lógica dado que la compra no es efectiva y tiene que pasar primero por la CNMC. Han dado plazo hasta julio de 2024, pero seguramente se adelante porque el año fiscal inglés se cumple el próximo 1 de abril, y lo que seguramente interese al conjunto del grupo Vodafone es que su filial española ya no está con ellos para entonces,y evitarse un apunte en la contabilidad del grupo.
Esa sería la razón por la que Competencia se podría decidir sobre la idoneidad de la compra en el primer trimestre del año. Además, al no existir la posibilidad de preminencia o monopolio en el mercado, la institución no tiene mucho hasta julio de 2024, cuando Zegona manifieste sus intenciones reales.
MERCADO MUY FRAGMENTADO Y DAÑINO
El mercado de las telecos en España está fragmentado hasta el infinito, y según las fuentes consultadas para favorecer esa competencia y bajada de precios al consumidor, con múltiples operadores virtuales «nos van a llevar a no pagar nada por la fibra, se va a acabar teniendo una fibra desastrosa y luego nadie va a querer comprar esa fibra», nos dicen desde la fuerza sindical de la operadora roja.
También sostienen que tanto Bruselas, como el Gobierno debería potenciar la existencia de empresas telecos fuertes para nuestra economía, «de las que pagan bien a sus trabajadores, porque ese tipo de fuerza laboral de sectores bien pagados ayuda a dinamizar la economía.
Los trabajadores de Vodafone España y sus representantes llevan unos días de infarto, muy nerviosos y pendientes de lo que puede ser su futuro. Aunque lo veían venir, y sabían que el futuro de la filial española iba a acabar en una venta, porque la empresa había sido muy clara en sus distintas intervenciones, y más desde que se pusiera al frente la nueva CEO, Margherita Della Valle ne primavera de este año.
Con el buen tiempo llegaron las manifestaciones de la CEO advirtiendo de la voluntad del grupo inglés de lo que desde los puestos directivos llaman eufemísticamente «arreglar el negocio» y era una clara intención de desinvertir en España. Los 3.800 trabajadores de la segunda operadora en nuestro país no obstante mantenían cierta esperanza de que la solución a los problemas de la empresa fuera otra. Por ejemplo, «la masa laboral se acogió a la esperanza de que no se vendiera el 100% del negocio como a un clavo ardiendo», tal y como publicó en su momento Bloomberg, sobre que la filial podía desprenderse solo del 50% de la empresa.
Zegona es un fondo de capital riesgo y los trabajadores de Vodafone españa temía lo peor, como un ERE con salidas forzosas y en malas condiciones, pero nada parecido a los acostumbrados en el sector, «como los de Telefónica con su voluntariedad, sus prejubilaciones y sus indemnizaciones de 50 días por año trabajado. A los trabajadores de Vodafone no solo les preocupa perder el empleo, si no en qué condiciones», nos explican las fuentes sindicales. Hay que tener en cuenta que por causas económicas en un ERE la indemnización es solo por 20 días, y Vodafone ahora mismo cumple estas condiciones.
Hasta ahora los EREs de que había presentado la empresa habían afectado hasta a 1000 personas, «pero esta vez podrían ser muchos más, o menos. Sobre todo porque ese personal especializado no se recoloca con facilidad. Por muchas operadoras virtuales que haya, no asumen esa fuerza laboral. Son una desgracia para el país», aseveran, y explican que lo único que aportan son precios muy bajos cara al consumidor, pero dan trabajo a pocas personas.