Desde las décadas de los años 30, el coeficiente intelectual promedio de la población ha estado en constante crecimiento, gracias a mejores condiciones de vida y mayor acceso a la educación. Sin embargo, en los últimos tiempos, ha surgido un grupo de científicos que advierten que no solo ha dejado de aumentar, sino que podría estar reduciéndose de forma alarmante.
5LAS GRASAS SATURADAS
A pesar de que las grasas saturadas han sido exoneradas recientemente de su relación directa con problemas cardiovasculares, su consumo excesivo puede tener efectos negativos en nuestra salud mental y cognitiva. Estas grasas pueden disminuir la producción de dopamina, un neurotransmisor crucial que desempeña un papel fundamental en la motivación y otras funciones.
Varios estudios han demostrado que las dietas ricas en grasas pueden afectar la flexibilidad cognitiva, lo cual dificulta la capacidad de adaptarse y cambiar entre diferentes tareas o situaciones. Además, se ha observado que estas dietas pueden ralentizar los tiempos de reacción, dañar la memoria y generar sentimientos depresivos.