Halloween ha relegado a un segundo plano a una de las festividades más antiguas conocidas: el Samaín. Sin embargo, esta tradición aún perdura en algunas regiones, y una de ellas es Galicia. En la noche del 31 de octubre, se dice que las puertas que separan el mundo de los vivos del más allá se abren, permitiendo a los difuntos visitar el mundo de los vivos.
3CONJUROS Y CALABAZAS
Otra costumbre de los druidas era la de amontonar las ramas consideradas «sagradas» y encender hogueras al anochecer. Se creía que de esta manera se podían alejar a los espíritus y fantasmas, lo que añadía un componente místico y protector a la celebración.
El ritual de decorar las casas con calabazas con caras aterradoras no es una tradición que Halloween haya introducido, ya existía en el Samaín. Sin embargo, en ese entonces, no se cultivaban calabazas en las huertas gallegas, por lo que se utilizaban nabos en su lugar. Estos nabos se vaciaban y se les colocaba carbón ardiendo en su interior. Esta práctica tenía como objetivo guiar a las almas de los familiares fallecidos y al mismo tiempo protegerse de los espíritus malignos.