El planeta está avanzando a pasos agigantados hacia un futuro más sostenible, pero hasta el momento no se ha logrado el objetivo de frenar la creciente tasa de contaminación atmosférica. Está claro que se han llevado a cabo muchos esfuerzos, para reducir la contaminación, tanto a nivel de gobiernos como a nivel de particulares, pero hay muchos retos aún por delante para frenar esta amenaza para la salud y el medio ambiente. A continuación veremos cuáles son los principales retos y qué es lo que se está haciendo para abordarlos.
La contaminación atmosférica es una mezcla de gases, partículas, productos químicos, y contenido microbiológico presente en la atmósfera, provenientes de fuentes naturales y antropogénicas. Estas partículas pueden estar formadas por: óxidos de nitrógeno, dióxido de carbono, ozono, dióxido de azufre y muchas otras. Estas partículas son emitidas por combustión de combustibles fósiles, agricultura, industrias, actividad humana y otros procesos naturales. Estas partículas se dispersan en la atmósfera y afectan la calidad del aire, la salud humana y el medio ambiente.
2Cómo se puede abordar la contaminación atmosférica
Existe una variedad de medidas que los gobiernos, particulares y empresas pueden implementar para abordar la contaminación atmosférica. Algunas de ellas incluyen:
- La implementación de normas nacionales y el establecimiento de estándares de calidad del aire. Esto incluye el establecimiento de límites máximos de emisiones y la vigilancia y control exhaustivos de los niveles de contaminantes en el aire.
- El establecimiento de programas de información y educación para concientizar, comunicar y propagar información sobre los peligros de la contaminación al aire, la prevención y las soluciones disponibles.
- Reducir el uso de combustibles fósiles y promover el uso de energías renovables. Esto significa la reducción del uso de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas natural, y el incremento del uso de energías limpias como la eólica y solar.
- Establecer incentivos para reducir el consumo de combustible, como descuentos en el impuesto sobre el combustible o incentivos para comprar vehículos ecológicos.
- Promover prácticas de vida sostenibles que ayudan a reducir la contaminación, como la reducción del uso de productos desechables, el reciclaje y el uso eficiente de los recursos.