A lo largo de nuestra vida, nos vemos inmersos en numerosas situaciones que ejercen un impacto directo en nuestra salud física y mental. Uno de los factores determinantes en nuestro bienestar está vinculado estrechamente con la salud de nuestras finanzas.
Ya sea una deuda que tememos no recuperar, enfrentar un gasto inesperado, caer víctimas de una estafa, o lidiar con dificultades para llegar a fin de mes, son múltiples los desencadenantes potenciales de una crisis financiera. Y, por supuesto, sufrimos las consecuencias a nivel psicológico y emocional.
2OTRAS ÁREAS EN LAS QUE NOS PUEDE AFECTAR
Las tensiones financieras pueden poner a prueba las relaciones familiares y personales. Las discusiones constantes sobre el dinero pueden generar conflictos graves y un estrés añadido en las relaciones. Todas estas preocupaciones, a su vez pueden distraer a las personas en el trabajo, reduciendo su productividad y aumentando el riesgo de errores.
Esto significa que la seguridad laboral y la satisfacción en el trabajo también pueden verse afectadas. Como vemos, las dificultades económicas pueden desencadenar un efecto dominó que termine afectando a todas las áreas de nuestra vida. Eso por eso que se utiliza la expresión “salud financiera”.