A lo largo de nuestra vida, nos vemos inmersos en numerosas situaciones que ejercen un impacto directo en nuestra salud física y mental. Uno de los factores determinantes en nuestro bienestar está vinculado estrechamente con la salud de nuestras finanzas.
Ya sea una deuda que tememos no recuperar, enfrentar un gasto inesperado, caer víctimas de una estafa, o lidiar con dificultades para llegar a fin de mes, son múltiples los desencadenantes potenciales de una crisis financiera. Y, por supuesto, sufrimos las consecuencias a nivel psicológico y emocional.