Una vez más, la intensidad de los fenómenos meteorológicos se hace evidente de manera implacable. Los peores daños siguen un patrón común: eventos climáticos extremos que concentran su poder en un corto período. Un ejemplo de esto son las lluvias torrenciales asociadas a DANA, que ocurren al final del verano, cada vez con mayor frecuencia y más fuerza. Estos fenómenos meteorológicos extremos pueden causar graves daños materiales, así que la pregunta más habitual de muchos propietarios es, ¿están cubiertos estos destrozos por mi seguro?