El panorama laboral en el inicio de este otoño presenta signos de desaceleración que afectan particularmente a las pequeñas y medianas empresas (PYMES) en España. Estas se enfrentan a desafíos como la alta inflación acumulada, la restricción y encarecimiento del crédito, así como aumentos sustanciales en los costes laborales. En este contexto, las empresas del país se comprometen a mitigar los efectos negativos en el mercado laboral, aunque persisten incertidumbres y desafíos.
Después de una temporada veraniega que, a pesar de un entorno económico desafiante, fue relativamente positiva, los datos de afiliación y desempleo de septiembre señalan una evolución desigual en distintos sectores y regiones. Hay que tener en cuenta que los efectos del verano y sus consecuencias han podido afectar a esto y preocupar a las empresas españolas. Ahora, esta disparidad requiere políticas más precisas y un respaldo a la inversión para contrarrestar la desaceleración que se prevé en los trimestres venideros.
La Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) expresa su preocupación por la inminente desaceleración económica, la cual podría generar dificultades para la retención del empleo en las empresas españolas. Durante los últimos trimestres, las pymes han enfrentado un aumento significativo de costes, alcanzando un 19,3% en los últimos dos años. Este incremento ha reducido los márgenes de ganancia y ha generado aprehensión ante la posibilidad de una mayor contracción de los márgenes debido a la ralentización de la actividad y el encarecimiento del crédito.
Aunque el aumento en la afiliación a la Seguridad Social refleja el compromiso de las pymes con el empleo, con 18.295 afiliados adicionales en septiembre, se observa un aumento mensual del desempleo en el sector servicios que no logra compensar las reducciones del desempleo en agricultura, industria y construcción.
Hay que tener en cuenta que el sector que destaca en esta tendencia es el agropecuario, que ha perdido 24.947 afiliados en un año. Este descenso se atribuye a factores como la inflación, los costes energéticos y de suministros, y el impacto del aumento del salario mínimo interprofesional (SMI). Detalles que afectan directamente y preocupan a las empresas españolas.
CEPYME DA SU RESPUESTA COMO UNA DE LAS EMPRESAS ESPAÑOLAS
En este complejo contexto, CEPYME expresa su inquietud no solo por la desaceleración económica, sino también por la caída de la productividad en el tejido productivo español y las dificultades de acceso al crédito. La disminución de la productividad, medida por la facturación por empleado, amenaza ante un escenario de ventas con crecimientos modestos.
A este desafío se suma la reducción y el encarecimiento del crédito, lo que mina la capacidad de las empresas para mantener sus planes de contratación. La caída de la productividad en los últimos dos trimestres, siendo un 9,6% más baja que en 2009, según el Indicador CEPYME sobre la Situación de las pymes españolas, requiere una reflexión prudente sobre las políticas que introducen rigideces salariales y elevan los costes laborales de forma discordante con la evolución de la productividad.
las pymes han enfrentado un aumento significativo de costes, alcanzando un 19,3% en los últimos dos años
A pesar de alcanzar cifras históricas de afiliación en septiembre, con 20.724,796 ocupados, España sigue liderando las estadísticas de desempleo en Europa, con 2.722,468 desempleados. Este panorama subraya la necesidad de mejorar las transiciones entre el desempleo y la vida activa, así como revisar las políticas de empleo.
No podemos resignarnos a un desempleo estructural cercano a los tres millones de parados, especialmente considerando sectores con dificultades para cubrir sus vacantes, agravadas por las perspectivas de una mayor pérdida de dinamismo económico durante el otoño.
ANÁLISIS DE DATOS
Siguiendo la tendencia habitual en septiembre, se observa un aumento de afiliados en 18.295, ligeramente superior al período prepandémico de 2014 a 2019, cifrado en 14.260 personas. A su vez, el desempleo aumenta en 19.768, ligeramente por debajo de la media en esos años, que fue de 21.801 desempleados.
A pesar de estos datos, el crecimiento de la afiliación es menor que en los tres años precedentes (2020, 21 y 22), y el aumento del desempleo es mayor que en septiembre de 2022. La afiliación destaca en sectores como la educación, con un aumento de casi 86.000 personas en el Régimen General y otras 2.600 en el Régimen de Autónomos. En contraste, el crecimiento del desempleo se centra en el sector servicios y en el colectivo sin empleo anterior.
El sector privado demuestra su esfuerzo en la creación de empleo y la mejora de las condiciones laborales, evidenciado en la caída de la temporalidad a mínimos históricos, cercanos al 14% de los ocupados en el sector privado, con especial incidencia en mujeres y menores de treinta años, frente a las elevadas cifras de temporalidad del sector público.
El Régimen de Autónomos muestra un incremento de 5.716 personas en septiembre y de 9.470 en términos interanuales, a pesar del desplome del comercio en 16,159 personas respecto al mismo mes del año anterior.