Desde hace más de 9.000 años, los pintores prehistóricos españoles se jactan de tener algunos de los más espectaculares y más antiguos ejemplos de arte rupestre. Esta historia artística amatoria comenzó en la Cueva de Altamira, una de las cavidades más famosas del continente europeo, situada en la comarca minera de El Bierzo, en la provincia de León, España. Esta galería oculta del arte rupestre prehistórico alberga algunas de las creaciones más famosas y bellas de la época, suponiendo un lugar inigualable de estudio de la cultura y el arte humano.
En esta cueva se han descubierto numerosas pinturas rupestres y grabados datados desde cerca de 22000 a.C. Estas obras maestras están hechas principalmente con colores naturales, como el negro, el rojo y los tonos amarillos, blancos y marrones, y muestran la creatividad de los hombres prehistóricos a través de la realización de detalladas imágenes de su vida y las formas en que socializaban. La mayoría de estas obras representan animales domésticos y salvajes, además de una variedad de plantas, mientras que algunas también abarcan los límites de la imaginación de los pintores rústicos.
2Investigaciones en la cueva de Altamira
El descubrimiento de la cueva provocó un debate entre los intelectuales de la época, mientras que la mayoría creía que sus gráficos eran producidos por personas del siglo XVIII, como parte de una broma o acto de provocación. Sautuola fue subsecuentemente acusado de manipular la verdad, perdiendo su credibilidad como científico y lo peor, su reputación como persona honorable.
Por suerte, en 1902, un arqueólogo francés llamado Salomón Reinach confirmó la autenticidad de las pinturas rupestres y, desde entonces, se abrieron nuevas puertas a la investigación científica de los descubrimientos prehistóricos españoles. Esto permitió a los arqueólogos estudiar detalladamente los paneles, grabados, pinturas y materiales hallados en la cueva, muchos de ellos únicos en su tipo en la península ibérica.
