La depresión es uno de los trastornos psicológicos más comunes a día de hoy. La OMS estima que el 5% de los adultos en todo el mundo padece este problema. Pues bien, puede que te sorprenda saber que los perros también pueden padecer esta enfermedad.
Como es lógico, existen importantes diferencias entre la manera en que un ser humano afronta una depresión y la forma en que lo hace un perro. Pero también encontramos síntomas muy similares; no hay que olvidar que personas y canes nos parecemos mucho más de lo que creemos.
3¿Qué hacer cuando mi perro está deprimido?
La depresión en las personas necesita ser tratada con terapia psicológica y, en muchas ocasiones, también con medicación. El proceso de curación es lento, implica indagar en la historia de vida del paciente y trabajar para que logre gestionar sus pensamientos negativos.
La buena noticia para los perros es que su proceso de curación suele ser mucho más rápido. Estos maravillosos animales nos llevan ventaja en este sentido, pues no viven anclados en el pasado ni preocupados por el futuro. No es necesario trabajar estos pensamientos tan comunes en las personas, sino enfocarse en hacer su día a día más feliz otorgándoles las necesidades físicas y emocionales que requieren.
El primer paso ante la observación de los síntomas antes descritos (no tienen por qué darse todos) es acudir al veterinario para que lo examine. Una vez descartados los problemas físicos y confirmado el diagnóstico de depresión, hay que iniciar un tratamiento.
Y este tratamiento se basa en la dedicación y el amor. Para empezar hay que estimular su cuerpo y mente aumentando los paseos y juegos diarios; también puede ser efectivo ampliar el terreno del paseo o hacer excursiones con él los fines de semana. Por otro lado, existen juegos realmente eficaces: esconder chucherías por rincones de la casa y dejar que las encuentre con el olfato, por ejemplo. El Agility también es una buena idea para canes muy activos.
A ser posible, es importante reducir el tiempo que el perro pasa solo en casa. Recurrir a amigos y familiares para que se queden con él, o bien optar por una guardería para mascotas donde además socialice con otros animales, puede ser bueno para él.
Y sobre todo, lo más importante y fundamental para lograr que nuestro perro se sienta mejor es prestarle atención y cariño. La compañía, las caricias, las palabras en tonos amables… Cualquier muestra de afecto supone un bálsamo milagroso para mantener en buen estado la salud mental de nuestro perro.