Las calderas de gas son dispositivos esenciales para la calefacción y el suministro de agua caliente en muchos hogares y edificios. Funcionan quemando gas (como gas natural o propano) para calentar agua que luego se distribuye a través de radiadores o suelos radiantes para calentar espacios interiores. Además, proporcionan agua caliente sanitaria para baños y cocinas. Estas calderas son eficientes y cada vez más respetuosas con el medio ambiente, gracias a avances tecnológicos que reducen las emisiones de gases contaminantes. Es fundamental realizar un mantenimiento regular para garantizar su funcionamiento seguro y eficiente, prolongando su vida útil. O lo era hasta hace poco, porque ahora sí que sí, la UE acaba de decretar su final. Te lo contamos todo a lo largo de este artículo, así que sigue leyendo si te quieres enterar de todo.
1Lo nocivo de las calderas de gas
Aunque las calderas de gas son ampliamente utilizadas para calefacción y agua caliente, también presentan aspectos nocivos para el medio ambiente y la salud. La combustión del gas libera dióxido de carbono (CO2), contribuyendo al cambio climático y al calentamiento global. Además, emiten óxidos de nitrógeno y azufre, así como partículas finas y otros contaminantes atmosféricos perjudiciales para la calidad del aire y la salud respiratoria. Asimismo, el manejo y transporte del gas también implican riesgos, como fugas que pueden ser peligrosas y contribuir al efecto invernadero. Es vital impulsar tecnologías más limpias y fomentar la transición hacia fuentes de energía más sostenibles y renovables. O lo era hasta hace poco, ya que la UE ha decretado su final.