domingo, 24 noviembre 2024

Más problemas para el grano ucraniano dentro del mercado de la Unión Europea

El mercado del grano ucraniano como es lógico no atraviesa un buen momento. A la situación provocada por la guerra de Ucrania y los bloqueos rusos a los puertos de mar de la ex república soviética, un hecho que dificulta todavía más el transporte y las importaciones ucranianas hay que sumar el veto de varios países de la UE. Unas ventas exteriores que en el caso del grano y del girasol son vitales para la ya frágil economía del país.

Los bloqueos a los puertos ucranianos del Mar Negro se solventaron gracias a la ONU y a la mediación de Turquía, hay que recordar las buenas relaciones personales entre Erdogan y Putin. Pero como es lógico en estas situaciones suelen a aparecer escollos inesperados que agravan más el problema. Está vez esos problemas han venido desde dentro de la propia Unión Europea cuando varios países han vetado al grano ucraniano con la excusa o razón de proteger su mercado interior.

Los gobiernos de Polonia, Hungría, Rumanía y Eslovaquia han anunciado que impondrán sus propias restricciones a las semillas de trigo, maíz, colza y girasol procedentes de Ucrania para proteger a sus agricultores de la disrupción en los mercados que causó el incremento de estas importaciones.

La Comisión Europea había concedido un veto excepcional a estos países, además de Bulgaria, por ser los cinco Estados miembros colindantes con Ucrania y «en primera línea», ya que el crecimiento de flujos de cereal ucraniano hacia la UE había generado graves problemas de almacenamiento que hacían peligrar las cosechas domésticas, pero que sí permitía su tránsito hacia otros países de la UE.

Esta medida restrictiva que Bruselas introdujo el pasado 2 de mayo y prorrogó después el 5 junio ha expirado este viernes, 15 de septiembre, después de que Bruselas haya constatado la desaparición de las distorsiones del mercado en los cinco Estados miembro fronterizos con Ucrania, aunque Kiev ha accedido a introducir medidas legales (incluido, por ejemplo, un sistema de licencias de exportación) en un plazo de 30 días para evitar aumentos repentinos en el flujo de los cereales hacia los países colindantes.

Hasta entonces, y desde este mismo sábado, Ucrania ejercerá un control sobre la exportación de estos cuatro grupos de productos con el fin de evitar distorsiones en el mercado y presentará un plan de acción a la plataforma de coordinación, compuesta por representantes de Bruselas y los cinco Estados miembro implicados, «a más tardar» el próximo lunes, 18 de septiembre.

Sin embargo, el ministro de Agricultura de Hungría, István Nagyde, señaló en la noche del viernes que el gobierno de Viktor Orbán iba a «tomar las riendas» del asunto y extender el veto al grano bajo jurisdicción nacional. «En cualquier circunstancia y por todos los medios, defenderemos los intereses de los agricultores húngaros», apostilló el ministro. Una circunstancia que señala más si cabe al presidente húngaro, pues desde varios países miembros de la UE y de la OTAN se ha remarcado que Orbán actúa más como aliado ruso que como estado de la UE.

También el ministro de Tecnología y Desarrollo de Polonia, Waldemar Buda, anunció en la noche del viernes que había firmado un reglamento que mantiene la prohibición «en respuesta a la decisión equivocada de la Comisión de no prorrogar el embargo de cereales procedentes de Ucrania. Siguiendo la estela de Hungría y Polonia, también los gobiernos de Eslovaquia y Rumanía decidieron prohibir también a escala nacional la importación de trigo, maíz, colza y girasol hasta finales de año.

El único de los cinco Estados miembro afectados que rechazaba la prórroga del veto es Bulgaria, que no considera que el levantamiento de la medida ponga en peligro la competitividad de los productos agrícolas búlgaros.

Antes estas reacciones, el vicepresidente económico de la Comisión y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, ha señalado desde la reunión de ministros de Economía y Finanzas de la UE en Santiago de Compostela que aunque «la salvaguarda sigue siendo una opción en casos de emergencia» lo ideal es que los Estados miembro «abandonen las medidas unilaterales y trabajen en la línea del nuevo acuerdo».

«En este momento es importante que todos los países trabajen con espíritu de compromiso y de forma constructiva»

«En este momento es importante que todos los países trabajen con espíritu de compromiso y de forma constructiva», ha apostillado Dombrovskis, quien ha explicado que tanto la Comisión como las autoridades ucranianas seguirán la situación a través de la plataforma para poder reaccionar ante cualquier imprevisto, aunque Bruselas se abstendrá de imponer restricciones mientras las medidas efectivas de Ucrania estén en vigor y en pleno funcionamiento.

LOS MOTIVOS DEL ESTE PARA EL BLOQUEO

Las reivindicaciones de los países implicados en el bloqueo tiene un objetivo común: proteger la producción nacional. Además de pedir medidas comunes a nivel de la UE, que defiende que la política comercial es una competencia del bloque y no de los Estados miembros.

A estas circunstancias se aferran eso los socios implicados en esta crisis que se ha abierto en un momento delicado ante el desgaste provocado por la guerra y la nula eficacia de la contraofensiva militar ucraniana al este del país. Entre los implicados, Polonia fue el primero en tomar medidas con el veto el pasado 15 de abril. El Ejecutivo polaco alegó entonces que Bruselas no defendía esas políticas económicas como bloque.

A Polonia le siguió Hungría, que como ya hemos señalado es considerado por muchos miembros de la UE como un aliado de Putin. Para defenderse de esas acusaciones Orbán señaló en su día que se apoyaban esas medidas proteccionistas para evitar «los daños que serían muy graves» para su sector agrícola. Además, desde Hungría se ha pedido desde el inicio del conflicto «una distribución equilibrada» del grano ucraniano.

Por su parte, Eslovaquia hizo lo propio con una premisa similar, aunque en este caso matizaron que el bloqueo «no repercute en los productos agrícolas que transitan (por su territorio) hacia terceros países». El último en sumarse al bloque fue Bulgaria, que mantuvo la duda durante días mientras buscaba las vías para efectuar su veto. Ahora tras varios aplazamientos y prorrogas el problema ha vuelto a estallar y la resolución del conflicto no parece cercana.


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