sábado, 21 septiembre 2024

Averigua qué estación de Metro de Madrid crece sobre un cementerio

Ocho estaciones y cuatro kilómetros. Así era la primera línea de Metro de Madrid, inaugurada el 17 de octubre de 1919 entre las paradas de Cuatro Caminos y Sol. Más de cien años después, el suburbano llega a un total de doce municipios de Madrid en los que más de 657 millones de viajeros de nuestra región tiene una boca de Metro a unos metros de su hogar.

Con más de 300 estaciones y unos 250 kilómetros de extensión, Metro de Madrid es la tercera red europea en número de kilómetros, solo por detrás de Londres y Moscú. Entre todas sus líneas hay una que destaca por sus curiosas historias y leyendas. Se trata de Tirso de Molina, la cual supuso toda una sorpresa para los trabajadores que comenzaron a construirla en el año 1919.

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Su arquitecto fue Antonio Palacios

El arquitecto Antonio Palacios fue el encargado de diseñar la estación. El vestíbulo del acceso, por la boca que da a la plaza del mismo nombre y a la Calle del Conde de Romanones, constituye una auténtica joya arquitectónica y la convierte en una de las más bonitas de la red de Metro. Especialmente destaca su bóveda, cubierta de azulejos blancos biselados y con frisos de cerámica de Toledo, en reflejo de oro y cobre.

La explicación del cementerio que se esconde tras sus paredes es muy sencilla. Y es que en la plaza donde se ubica, llamada antiguamente Plaza del Progreso, se encontraba el Convento de la Merced. Éste permaneció allí hasta 1834, año en el que desapareció debido a la desamortización de Mendizábal, un conjunto de decretos que consistió en la expropiación de las tierras eclesiásticas (denominadas ‘manos muertas’, por su improductividad) y su subasta de forma pública.

Raquel Sanchez
Raquel Sanchez
Periodista y redactora especializada en cine y televisión.

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