En España se consumen, de media, 9 gramos de sal al día; la OMS, por su parte, recomienda tomar entre 2 y 5 gramos de sal al día, ya que una cantidad superior aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Los expertos en nutrición están advirtiendo hace tiempo de que, a nivel poblacional, hacemos un uso excesivo de la sal, especialmente en alimentos tan básicos en nuestro país como el pan.
Esta ingesta excesiva de alimentos con un alto contenido en sodio requiere de un control urgente, por lo que en los últimos años se ha producido un auge de investigaciones que han dado lugar a inventos tecnológicos que nos permitan reducir la sal en las comidas sin alterar el sabor de las mismas. Un ejemplo de ello es el ingenioso descubrimiento que te presentamos a continuación.
3Otros avances tecnológicos llevados a cabo por el profesor Miyashita

Esta no es la primera vez que Homei Miyashita y sus colaboradores descubren nuevas formas en las que la innovación tecnológica puede beneficiar al ser humano mediante la estimulación de las experiencias sensoriales. Y es que ya en abril de 2022, este doctor japonés logró crear un dispositivo en forma de los tradicionales palillos chinos haciendo uso de una técnica idéntica.
La única diferencia radica en que para usar los palillos es necesario llevar puesta una especie de pulsera que generaba eléctricamente una sensación de mayor salinidad al comunicar los iones de sodio con la boca. Con el objetivo de “lograr una sociedad en la que las personas puedan mejorar su estilo de vida de una manera deliciosa”, Miyashita y su equipo sorprendían al mundo entero con esta gran innovación.
Muchos no sabían que en realidad este no era el primer gran logro del diseñador nipón, ya que dos años antes había conseguido implementar un mecanismo que permitía sentir sabores sin necesidad de tomar alimentos. Llamado Sintetizador Norimaki, nombre que homenajea al tipo de sushi realizado con rollos de alga nori, este dispositivo constaba de unos geles que lograban activar los cinco sabores principales que distingue la lengua humana: salado, amargo, ácido, dulce y umami.
Este artilugio, descrito como un interfaz que permite recrear artificialmente cualquiera de estos cinco sabores sin tener que llevar ningún alimento a la boca, contiene unos largos tubos en los que alberga cinco geles diferenciados por colores. Estos se activan cuando entran en contacto con la lengua, utilizando ácido cítrico para recrear el sabor el ácido, glicina para el dulce, cloruro de magnesio para el amargo, sodio glutámico para el umami y cloruro de sodio para el salado.