Los principales mercados bursátiles europeos reaccionan con leves alzas ante la nueva subida de tipos que ha decidido el Banco Central Europeo al tenerla ya descontada. El mejor ejemplo de este desinterés por parte del mercado es la evolución del euro/dólar, que se mantenía a favor del billete verde tras una decisión monetaria que favorecía a la moneda única.
El BCE acumula ya diez subidas consecutivas en el precio del dinero y lo ha situado en su nivel más alto en 20 años con el fin de luchar contra una inflación que le tiene ganada la batalla. No en vano, la inflación se mantiene por encima del 3% en 2024 cuando el objetivo del BCE es del 2%.
El mercado descontaba hoy dos opciones: una última subida y una pausa posterior, la que finalmente se ha decidido, o pausar hoy y realizar una última subida en octubre, algo que muchos economistas veían ya un tanto forzado. En ambos casos, el temor del mercado era y es que el BCE se pase de frenada y siga subiendo tipos con el riesgo de excederse. Sin embargo, Lagarde ha dicho que no puede asegurar que no haya nuevas subidas.
El mercado ya sabía ayer que habría subida de tipos. Por eso bajó
Lo que no podemos negar es que el mercado ya bajó ayer ante la casi segura subida de tipos de hoy cuando valoró la filtración que el organismo elevaría su previsión de inflación para el año que viene.
BCE: la última y nos vamos…
Para los expertos de ING, “la comunicación del BCE es muy clara: hoy es la última subida de tipos en el ciclo actual”. Además, para todos aquellos que se preguntan porqué la entidad no da un paso atrás y espera a ver los resultados de las nueve subidas previas, la respuesta es muy clara: credibilidad.
Los economistas del banco naranja explican que la única función del BCE es la de mantener la estabilidad de precios y no lo ha conseguido en los tres últimos años. Y aunque el repunte de la inflación está principalmente debido a factores externos a la entidad, Lagarde y los suyos sólo han mostrado su determinación de pararla. Que esta filosofía empuje a la economía de la zona euro a una ralentización más severa no le preocupa a la entidad. Al menos, por ahora.
Mirando adelante, un mayor debilitamiento de la economía y más tracción en una tendencia des inflacionaria hará muy difícil para la entidad encontrar argumentos que justifiquen otra subida antes de finales de año.
Lagarde ha visto más problemas en una inflación que no cede que en una economía que no crece
“Esta reunión será importante para calibrar dónde ve más problemas el BCE, si en un crecimiento que languidece o en una inflación que no cede”, según resumían en Banca March esta mañana. Bueno, pues al BCE le preocupa más la inflación.
De ahí que lo importante, más que la decisión, fuera el discurso posterior. Lagarde ya ha dicho que la decisión fue por una sólida mayoría. “Si finalmente hay subida (escenario más probable), atención a si el BCE apunta a techo o por el contrario deja la puerta abierta a incrementos adicionales”, era el aviso de Renta 4.
Lo cierto es que los mercados sabían que el BCE no tenía muchas opciones si pretendía subir los tipos y descontaba que era mejor ahora que en la próxima reunión del mes de octubre. Si bien durante toda la mañana, los principales indicadores bursátiles se movieron con poco interés, la decisión de la entidad tampoco ha animado las compras.
Los principales indicadores bursátiles del Viejo Continente suben tras la decisión en porcentajes inferiores al punto porcentual, demostrando que si bien la subida no les viene mal, tampoco les ha sorprendido.