Cada tarde ‘Amar es para siempre’ cautiva a más de un millón de espectadores que se reúnen delante del televisor para ver qué les espera a sus personajes favoritos. Sorpresas, traiciones, amores y desamores, entre otras muchas cosas, están marcando la penúltima temporada de esta serie, que se despedirá definitivamente de su audiencia el próximo año.
En esta semana, como no podía ser de otra forma, veremos cómo los protagonistas de la ficción se enfrentan a diferentes situaciones, algunas más agradables que otras. Uno de los grandes eventos para los habitantes de la Plaza de los Frutos es la famosa verbena de la que se lleva hablando durante decenas de capítulos. Por fin, en breve podremos ‘asistir’ a esta fiesta.
2Victoria, en grave peligro tras una sobredosis
Así finalizaba la semana pasada en ‘Amar es para siempre’, dando pie a un lunes que arrancaba con un capítulo lleno de sorpresas y emociones fuertes.
En el capítulo número 2.707 emitido el 11 de septiembre, veíamos cómo isidro continuaba avanzando con su investigación, convencido de que Iván es el culpable de la muerte de Ester. Así se lo hace saber a Quintero, quien le acusa de estar obsesionado y le advierte de que esto puede ser peligroso para su futuro en la policía. Ante estos problemas, Iván advierte a Crespo sobre el peligro que supone Isidro, por lo que planea cómo acabar con él definitivamente.
Manolita, por su parte, quiere poner distancia tras enterarse de la inesperada noticia y después de que su hija le insistiera en que ha puesto el listón tan alto que todos sus hermanos han salido de casa en cuanto han podido… incluida ella, culpándola incluso de haber propiciado que se casara precipitadamente con Arnau.
Finalmente, Manolita decide irse a Manchester para cuidar del niño de Luisita y Amelia, y así también compartir unos días con Ciriaco y Maribel. Marcelino quiere acompañarla, pero su esposa insiste en que quiere ir sola para reflexionar. Y es que a Manolita le cuesta reconocer a Malena como su legítima nieta, mientras Lola se empeña en acercarse cada vez más a ella, pues tiene miedo de que su hija cometa una locura y revele la verdad.
Antes de irse a Manchester, Manolita deja en manos de Benigna el supermercado, pero esta se encuentra más preocupada por la verbena del barrio y su guerra contra Peñalara. Malena, mientras, finalmente ha reconocido a Román que fue ella quien rompió el vestido del desfile de Victoria.
Por otro lado, la rivalidad entre Victoria y Elena crece, lo que inquieta a la familia Quevedo. Por ello, Victoria se deja la piel en el taller para cumplir con todo su trabajo, y para aguantar acaba tomando anfetaminas, lo que agria su carácter y altera sus nervios cada vez más. Diana lo descubre y trata de ayudarla, pero Victoria, ante la presión, acaba sufriendo un desmayo.