Las vacaciones tienen muchas cosas positivas. Son un periodo imprescindible para recargar pilas, reducir el estrés, disfrutar de estímulos y experiencias nuevas y en definitiva, experimentar un mayor nivel de felicidad y bienestar. Sin embargo, esta felicidad es efímera y temporal, ya que suele desaparecer en cuanto regresamos a la rutina diaria. En algunos casos, incluso el desánimo puede ser tan intenso, que podemos sentir una pequeña depresión temporal.
Evidentemente, no vamos a renunciar a unas felices vacaciones para evitar esta caída del ánimo posvacacional. Lo que sí podemos hacer es aplicar algunas estrategias que pueden ayudar a mitigar esa sensación tan desagradable después haber pasado unas semanas haciendo exclusivamente las cosas que más nos gustan.
4TENER UN DÍA DE ADAPTACIÓN
Dejar al menos un día de transición entre el final de las vacaciones y el regreso al trabajo es otra buena opción para mitigar el golpe. Disponer de un día tranquilo para deshacer la maleta, lavar la ropa y ocuparse de las tareas domésticas pendientes te permite hacerlo con calma y sin sentirte abrumado.
Por otra parte, cambiar abruptamente de la relajación de las vacaciones a la rutina laboral, puede resultar excesivamente estresante, de ahí que sea positivo tener un día en medio para que el cambio sea más gradual. Este día de transición también puede ser una oportunidad para descansar un poco más, hacer actividades que te relajen y recargar tus energías antes de sumergirte nuevamente en las responsabilidades laborales.