Las vacaciones tienen muchas cosas positivas. Son un periodo imprescindible para recargar pilas, reducir el estrés, disfrutar de estímulos y experiencias nuevas y en definitiva, experimentar un mayor nivel de felicidad y bienestar. Sin embargo, esta felicidad es efímera y temporal, ya que suele desaparecer en cuanto regresamos a la rutina diaria. En algunos casos, incluso el desánimo puede ser tan intenso, que podemos sentir una pequeña depresión temporal.
Evidentemente, no vamos a renunciar a unas felices vacaciones para evitar esta caída del ánimo posvacacional. Lo que sí podemos hacer es aplicar algunas estrategias que pueden ayudar a mitigar esa sensación tan desagradable después haber pasado unas semanas haciendo exclusivamente las cosas que más nos gustan.
2CÓMO SÉ SI LO TENGO
Los síntomas más comunes son la falta de motivación, decaimiento, tristeza, ansiedad, falta de energía, apatía, problemas para dormir, dificultad para concentrarse y la sensación de no poder adaptarse a los horarios y responsabilidades del día a día. Estos síntomas suelen aparecer al regresar a la rutina después de un periodo de descanso, y suelen ser temporales y transitorios. Pero, aunque sepamos que es algo pasajero, podemos hacer algunas cosas para que el regreso sea más llevadero.