En un mundo lleno de malas noticias, en el que la pobreza, la violencia y las injusticias invaden los telediarios, a veces encontramos un rayo de esperanza entre tanta negatividad. Y qué mejor ejemplo que el que nos ocupa hoy, un importante avance científico para luchar contra el párkinson.
Se trata de una nueva herramienta 3D capaz de prever los síntomas de esta enfermedad neurológica con una antelación de hasta siete años. Todo ello con el simple hecho de escanear los ojos mediante tres dimensiones, pues al parecer el iris puede dar señales inequívocas de la presencia del párkinson en los pacientes.
1El difícil y tardío diagnóstico del párkinson en España
El párkinson es una de las enfermedades más agresivas que pueden afectar a nuestro cuerpo, y por desgracia, su aparición en España mantiene una tendencia al alza. Según la Sociedad Española de Neurología, cada año surgen 10.000 nuevos casos en el país y a día de hoy, cifra en 150.000 los pacientes diagnosticados.
Y no sólo eso. La entidad estima que en 20 años los casos se duplicarán y que en 50 años, habría que multiplicarlos por tres. Después del alzhéimer, el párkinson es la segunda patología neurológica más diagnosticada en nuestro país entre los mayores de 65 años.
Es decir, el 2% de personas que superan esta edad sufren esta enfermedad, porcentaje que crece al 4% entre mayores de 85 años. Sin embargo, aunque el párkinson se asocia especialmente con las personas mayores, el 10% de los afectados no han llegado a cumplir los 50 años de vida. A veces, incluso, surge durante la infancia o la adolescencia.
Uno de los mayores problemas a la hora de diagnosticar el párkinson es el tiempo, pues suele hacerse con un retraso medio de dos años, algo que desde luego influye negativamente en el tratamiento de la enfermedad. El motivo es que esta patología se manifiesta con síntomas muy visibles como temblores y rigidez en las extremidades, pero en el momento en que estos dan la cara, la enfermedad ya se encuentra algo avanzada.
También produce fuertes secuelas psicológicas, pues la fuerte limitación de movimientos suele dar lugar a problema de ansiedad y depresión, además de dificultar la concentración. El párkinson, indudablemente, cambia la vida de aquel al que se le diagnostica.
Afortunadamente existen tratamientos que ayudan enormemente a convivir con esta enfermedad, ya que a día de hoy no tiene cura. Desde fármacos hasta ejercicio físico, pasando por disciplinas como la meditación, los avances en este sentido son frecuentes y eficaces.