En su reunión del pasado martes, el Consejo de Ministros aprobó aumentar la financiación del acelerador de partículas IFMIF-DONES con 21,9 millones de euros durante el período comprendido entre 2024 y 2027, reforzando su compromiso con la energía de fusión. Esa cantidad, sumada a los 21,8 millones de fondos autonómicos ya aprobados para el proyecto, resulta en una dotación total 47,3 millones para ese trienio.
IFMIF-DONES son las siglas en inglés de Instalación Internacional de Irradiación de Materiales de Fusión – Fuente de Neutrones Orientada a Demostración. Detrás de este prolijo acrónimo se esconde un importante -y costoso- proyecto de energía de fusión llamado a ser uno de los pilares de la estrategia europea futura en este campo.
Ubicado en Escúzar (Granada), consiste en una infraestructura de investigación orientada a la evaluación, calificación y validación de los materiales que se utilizarán en futuras plantas de energía de fusión. De los hallazgos realizados en las instalaciones de Escúzar depende el avance de ITER, reactor experimental sito en Carabache (Francia) donde serán testeados los procesos que posteriormente se materializarán en DEMO (Demonstration Power Plant), el prototipo de reactor de fusión destinado a producir electricidad.
Investigar, evaluar y realizar; tales son los respectivos propósitos de los tres centros, que forman un edificio, el de la energía de fusión nuclear europea, cuyos cimientos están en el enclave granadino. Una plaza científica de primer nivel cuyo desarrollo alcanzará un coste de 700 millones de euros, más otros 100 destinados a la puesta en marcha y a sufragar el coste de operación.
La energía de las estrellas
La energía de fusión nada tiene que ver con la energía nuclear ‘tradicional’; de hecho, se trata del proceso opuesto. Consiste en someter a los átomos de hidrógeno a condiciones extremas de calor y gravedad, de forma que se fusionen en átomos de helio más pesados, liberando colosales cantidades de energía en el proceso.
Esta fuente de energía, que replica las reacciones que tienen lugar en las entrañas del Sol, está lejos aún de ser una realidad, pero la actividad de investigación y desarrollo en el área se está intensificando. El eventual desarrollo de esta tecnología promete energía limpia, asequible y casi ilimitada, ya que el elemento que alimenta a los reactores (al menos, los de primera generación) es el hidrógeno, uno de los más abundantes en el Universo.
Algunos de los desafíos que la humanidad debe afrontar para alcanzar esa meta son la mejora en el confinamiento y estabilidad del plasma generado en los reactores, la estandarización de los materiales de construcción y, sobre todo, la reducción de los costes, de forma que la cantidad de energía obtenida supere a la invertida en el proceso.
Este último reto está más cerca de lograrse después de que especialistas del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (California, EEUU) consiguieran rendimiento energético en una reacción nuclear.