viernes, 22 noviembre 2024

La luz, el gran desafío de Sánchez y Feijoo hasta 2025

Pese a sustos puntuales como el de mediados de mes, cuando llegó a superar los 130 €/MWh, lo cierto es que las postrimerías de agosto han apaciguado el mercado de la luz. Según datos del Operador del Mercado Ibérico de Energía (OMIE), a fecha de lunes 28 el precio se situaba en 89,66 €/MWh, después de un domingo en que llegó a caer hasta los 52,32 €/MWh. Aunque siguen siendo altos, los costes eléctricos han dejado lejos, muy lejos, la pesadilla vivida en marzo de 2022, cuando se llegó a superar con creces la marca de 280 €/MWh. Sucede que la luz continuará con precios muy altos, lo cual, a nivel político, complicará la vida política, en el Gobierno o en la oposición, del socialista Pedro Sánchez y del popular Alberto Núñez Feijoo.

LA LUZ Y LA EXCEPCIÓN IBÉRICA

De la tempestad se ha pasado a una calma relativa, en gran parte gracias a la llamada ‘Excepción Ibérica’, que el Consejo Europeo aprobó precisamente ese mismo mes. Con los consumidores y las empresas en pánico, se sacó adelante este límite máximo al precio del gas que se acabó prorrogando hasta finales de este año, ante la persistencia de la crisis energética y los factores de inestabilidad internacional.

luz enchufe Merca2.es

La Secretaría de Estado de Energía cifró en 5.100 millones de euros el ahorro que esta medida supuso para las familias españolas durante sus primeros nueve meses de funcionamiento. Pese a la mucha polvareda que levantó el sistema de compensación a las gasistas, repercutido al conjunto de consumidores, las matemáticas dicen que el tope a los precios del gas y la bajada general del coste de la luz han ido de la mano en el camino. Sin embargo, el 31 de diciembre -a menos que se apruebe una nueva moratoria- este feliz matrimonio se romperá y la ‘Excepción Ibérica’ pasará a mejor vida. ¿Qué sucederá entonces?

UN TRIENO DE ESTRECHECES POR LA LUZ

En un escenario hipotético en que los precios actuales se congelaran, no ocurriría nada. El motivo es que el tope al precio del gas lleva inactivo desde finales de febrero, ya que el valor de este hidrocarburo ha descendido y no alcanza el umbral establecido para su aplicación. El problema es que las proyecciones de futuro a medio y largo plazo pintan una coyuntura muy diferente.

durante los próximos tres años, el gobierno pronostica un escenario de precios muy superiores a los de la pasada década

A principios de 2023, el Ministerio de Transición Ecológica hizo públicas sus estimaciones sobre el porvenir de los precios eléctricos para el próximo trienio, desvelando una clara premisa: la carestía continuará, pese a los diques que se han puesto a la marea.

En concreto, las perspectivas apuntaban a un precio medio de 207,88 €/MWh para el presente año, que adelgazará a 129,66 €/MWh en 2024 y a los 78,19 €/MWh. El desplome es claro, pero eso sólo significa que los precios pasan de la órbita a la estratosfera: entre 2010 y 2020, los precios oscilaron entre los 40,37 €/MWh de 2020 y los 64,37 €/MWh de 2018, pico y fondo de la década respectivamente.

EL BUCLE INFLACIONARIO

La luz va a seguir siendo cara, con todas las gigantescas connotaciones que desembocan en las familias, el tejido productivo y la Economía en su conjunto. Y este hecho será independiente del color político del próximo inquilino de la Moncloa, ya sea Pedro Sánchez (PSOE) o Alberto Núñez Feijoo (PP).

La luz va a seguir siendo cara, con grandes connotaciones para las familias, el tejido productivo y la economía en su conjunto

El Observatorio de Competitividad Empresarial de la Cámara de Comercio de España hizo público en febrero un sondeo cuyos resultados cifraban en un 85,5% el porcentaje de empresas de todos los sectores a las que la subida de los precios de la energía ha afectado negativamente. El área productiva más damnificada fue la industria, con el 90,8% de compañías del ramo que afirmaban haberse visto perjudicadas, seguida de la construcción y el comercio.

SUBIDAS REPERCUTIDAS

El estudio del Observatorio revelaba también el propósito de más de la mitad de firmas consultadas (57,1%) de tomar medidas específicas para aplacar los efectos del encarecimiento energético, optando la mayor parte de ellas (52,1%) por la más salomónica de las soluciones: compensar las pérdidas aumentando el precio del producto final.

De nuevo es el consumidor final la diana en la que confluyen todos los flechazos: a una factura de la luz por las nubes se suma el encarecimiento de sus compras, producida a su vez por la subida de la luz. El ciclo de la inflación se retroalimenta y provoca réplicas sísmicas como las subidas de tipos decretadas por los bancos centrales, pensadas para poner coto al desbocamiento de los precios pero que acaban trasladando el daño a otros colectivos, como el de hipotecados.


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