Los lagos y lagunas son destinos bastante habituales entre quienes buscan disfrutar de un respiro refrescante en mitad de la naturaleza. En España, contamos con un montón de lagos varían en tamaño y forma, algunos de ellos incluso son auténticas piscinas naturales debido a la claridad de sus aguas. Sin embargo, lo que hace verdaderamente especial a ciertos lagos es su particularidad en cuanto a color. En su mayoría, las aguas presentan tonalidades cristalinas, verdosas o marrones, influidas por diversos factores, incluyendo la presencia de algas, materia orgánica y vida acuática.
3RÍO TINTO, EN HUELVA
El río Tinto toma su nombre de sus aguas rojizas que recuerdan al vino. Este río atraviesa la provincia de Huelva a lo largo de 100 kilómetros, desde la sierra de Padre Caro hasta su confluencia con el río Odiel. La región en la que se encuentra es conocida por su actividad minera, que data de la época romana. Durante mucho tiempo, se creyó que el color del río era resultado de la contaminación minera, lo que llevó a la idea de que era necesario limpiarlo. No obstante, las investigaciones más recientes indican que el tono ácido del río Tinto es de origen natural, y sus minerales son similares a los encontrados en Marte, según la NASA.
En la región, se encuentran manantiales y depósitos de agua que contienen azufre y sulfuros junto con elementos pesados. Los microorganismos presentes en el agua oxidan estos materiales, lo que provoca que el agua se vuelva muy ácida. El color rojo se debe a la presencia de depósitos minerales que contienen cobre, hierro y otros elementos.
Debido a la alta acidez del agua y la presencia de metales tóxicos, estas aguas no son adecuadas para el baño, ya que su pH, que oscila entre 1 y 2, podría ocasionar quemaduras en la piel en caso de contacto. Debido a falta de oxígeno en el agua, es un río sin peces aunque contiene otras formas de vida acuática como algas, hongos y microorganismos.