lunes, 16 septiembre 2024

¿Te gusta viajar? Pues tienes que visitar este pueblo español

El verano es sinónimo de grandes viajes, aventuras y tiempo libre. Durante los meses de julio y agosto solemos organizar visitas a paraísos exóticos como Tailandia o Cancún, o bien optamos por destinos clásicos como París o Nueva York. Todo es válido con tal de aprovechar al máximo nuestras vacaciones.

No obstante, a veces se nos olvida que contamos con auténticas maravillas mucho más cerca de nosotros. Un buen ejemplo es el pueblo de Potes, situado en Cantabria, en el que encontramos bellos paisajes y múltiples opciones de ocio. Te invitamos a conocer este espectacular territorio.

2
La arquitectura y el casco antiguo de Potes

El pueblo de Potes es uno de los más buscados a nivel nacional cada verano, pues su privilegiada ubicación, su belleza y sus opciones de ocio atraen notablemente al turismo. Además, es ideal para huir de las altas temperaturas que solemos sufrir estos meses en la mayor parte del país.

Como decíamos, uno de sus grandes atractivos es su valor arquitectónico. Y dentro de este campo destaca, sin duda, su famosa Torre del Infantado, que puede considerarse como uno de los grandes iconos de Potes y uno de los edificios más representativos de Cantabria.

Esta torre fue construida en el siglo XIV y perteneció a Don Tello, Señor de Liébana, hermano del rey Enrique II e hijo de Alfonso XI. Actualmente es la sede del ayuntamiento y casa cultural, donde se organizan eventos culturales como exposiciones y conferencias.

Unas funciones muy diferentes a las que acogía antiguamente, pues durante décadas fue una cárcel. La misma puede ser visitada por un precio muy asequible (3 euros para mayores de 12 años) y nos ofrece amplia información sobre la historia del pueblo y unas maravillosas vistas.

Esta es la torre más famosa de Potes, pero también alberga otras cuantas que, igualmente, merece la pena conocer: la del Orejón de la Lama, Calseco, Osorio y Linares.

No son las únicas construcciones llamativas del pueblo pues, como decíamos, tiene un alto valor arquitectónico. No podemos dejar de nombrar el Convento de San Raimundo, en la calle San Roque, en pleno centro de la localidad. Fue fundado en 1608 por un fraile dominico y lebaniego, Fray Toribio Vélez de las Cuevas, aunque las capillas corresponden a una época posterior.

Este convento tiene su propia historia. Contaba con un colegio para 12 estudiantes y acogió entre 20 y 24 frailes durante largas décadas. Hubo de ser abandonado en varias ocasiones, durante la Guerra de la Independencia (1808-1814) y durante el Trienio Liberal (1820-1823), hasta acabar siendo suprimido definitivamente por los decretos de exclaustración de 1835.

Por otro lado, Potes no es conocido como “la villa de los puentes” sin motivo. A lo largo de su recorrido, y dada la afluencia de varios ríos en la zona, encontramos numerosos puentes de aspecto medieval, que aportan un toque muy característico a la zona.

En el llamado Paseo Fluvial, vemos cómo los ríos Deva y Quiviesa se encuentran bajo el Puente de la Cárcel, un paseo que continúa hasta la desembocadura del primero en el cantábrico. Este mismo puente une una callejuela del casco antiguo junto al Puente de San Cayetano.

Otro monumento a destacar es la escultura erigida en honor a Jesús de Monasterio, un violinista y compositor nacido en Potes en el siglo XIX. Está ubicado entre las dos iglesias de San Vicente y su casa natal, situada enfrente del Convento de San Raimundo.


- Publicidad -