Los números de ventas han sido buenos, en general, y el retorno sin restricciones fue una noticia clave para ocupar su lugar en el verano. Los festivales han vuelto a ser los protagonistas del panorama musical español en la época estival, con llenazos en las ediciones de este año del BBK, el Primavera Sound de Barcelona y el Mad Cool. De hecho, algunos los testimonios apuntan más bien a una sobreventa.
EL DIFÍCIL VERANO PERFECTO
A pesar de esos datos, no fue un verano perfecto para los festivales. Es excesivo predecir la desaparición del formato de macrofestival, pero este año se vieron abolladuras importantes en el modelo. Hay cierto nivel de saturación. Valga como muestra que solo en Madrid se realizó una edición del Primavera, el festival Río Babel y el Mad Cool en un periodo de unas tres semanas.
solo en Madrid se realizó una edición del Primavera, el festival Río Babel y el Mad Cool en un periodo de unas tres semanas
El ejemplo más evidente de esta saturación se dio justamente en la capital. En una sola semana se anunciaron las cancelaciones del Reggaetón Beach Festival, el DCODE y que no habría otra edición madrileña del Primavera Sound. Sí, es por motivos distintos, pero sigue siendo una evidencia de lo complejo que es competir en esta situación, sobre todo por lo complicado que es cerrar cabezas de cartel que atraigan el público y lo importante que es atrapar patrocinantes.
Este año también sirvió para darle poder a las opciones más «pequeñas». Se vio en la buena recepción del Posidonia de Son Estrella de Galicia o de formatos más parecidos a los ciclos de conciertos como las Noches del Botánico. Pero estos también existen en una situación distinta, que recurren a otros modelos de negocios para generar sus ingresos y que, por tanto, es difícil de comparar.
UN AÑO DE REFLEXIÓN PARA LOS FESTIVALES
La realidad, a pesar de las críticas, es que España se ha convertido en uno de los mejores países del mundo para el turismo festivalero.
españa se ha convertido en uno de los mejores países del mundo para el turismo festivalero
En el caso de Madrid el problema es dónde tienen lugar los festivales. El nuevo espacio Iberdrola Music tuvo dos días de buenos resultados para el Mad Cool, pero el sábado cargó con denuncias por sobre venta que hizo evidente la mala distribución de los espacios clave, sumado a un mal manejo del concierto de Harry Styles en el mismo espacio y las quejas de algunos vecinos, que es bueno recordar intentaron bañar de lejía a las asistentes del concierto de la estrella británica, pueden hacer que ubicar los grandes festivales en la capital sea un problema. Esto lo evidencia la mudanza de la Coca Cola Music Experience a la Caja Mágica.
De hecho, el problema de la localización apartó al otro gran evento musical de la capital. De momento el Primavera Sound se queda solo en Barcelona, además de sus franquicias internacionales, tras la mala experiencia de la «ciudad del rock» en Arganda. Este es un problema que será clave los próximos años, aunque todo apunta a que el ayuntamiento y la organización del Mad Cool al menos volveran al recinto de Villaverde.
LOS «MICROFESTIVALES» TAMBIÉN GANAN FUERZA
En el otro lado, hay que tener en cuenta el éxito de ofertas algo distintas. Tanto el caso de Noches del Botánico, que al funcionar como ciclo de conciertos se ahorra el tener que lidiar con más de 10.000 asistentes en cualquier día, o el de Posidonia, que en una pequeña isla recibe algo más de 300 personas, muestran el interés por experiencias más cercanas que también tiene su público y que, hay que decirlo, son más amables para melómanos de más edad.
Estos espacios son claves en ofrecer tarimas medianas, que pueden atraer artistas internacionales que seguramente no tendrían cabida en un festival más grande. Son espacios clave, como también son las salas, para crear un tejido económico fuerte en la escena cultural, más en una ciudad como Madrid donde no hay punto medio entre La Riviera y el Wizink Center.
las salas son un punto clave para crear un tejido económico fuerte en la escena cultural
Pero a pesar de su éxito es imposible mantener una escena musical activa sin los grandes festivales. Es difícil imaginar una realidad donde España la pisen artistas como Kendrick Lamar, Queens of the Stone Age o Lizzo sin la inversión que representan espacios como el Mad Cool o el Primavera Sound. Es normal que algunos vecinos extrañen el silencio pandémico de 2020, pero estos espacios sí que son importantes para el desarrollo de la cultura y para la viabilidad económica de la industria musical