viernes, 22 noviembre 2024

El resultado electoral deja en el aire la mina de uranio de Berkeley

La discusión por la mina de Uranio en Caceres parece uno de esos cuentos de nunca acabar. De momento frenado por una decisión del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) el proyecto de la empresa Berkeley sigue en una situación delicada para el futuro inmediato, y aunque es posible que desde la empresa se esperase un escenario bastante distinto, lo cierto es que siguen trabajando con la realidad de un Gobierno que se ha demostrado incómodo desde el principio con la energía nuclear. 

Esto se evidencia en un informe compartido por la empresa la mañana posterior a la ‘fiesta electoral’. En el mismo se recuerda que el proyecto está en pausa desde 2021 cuando desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico les informó la decisión, pero es que señalan que desde entonces ha solicitado, sin respuesta, las condiciones que se han exigido a empresas para trabajar en operaciones que también debían lidiar con importantes niveles de radiación.

Es una reivindicación que se repite varias veces en el texto donde se aclara, además, que se presentó un documento en el mismo 2021 que mostraba que presentaban medidas para resolver las «preocupaciones» del CSN al detener el proyecto. Aseguran que, por tanto, es una medida «arbitraria» que fue tomada basada en un informe que no tiene «soporte técnico o legal». Sin embargo, más allá del estudio de la empresa, ha decidido no dar más declaraciones sobre decisiones de parte de instituciones políticas por el momento. 

Pero es importante señalar que al ver de cerca el informe sí que parece estar diseñado precisamente para responder al tipo de dudas ambientales que suelen tener desde las instituciones y organizaciones relacionadas con el medio ambiente. Desde la reducción, casi al cero, de las emisiones de CO2, pasando por la presentación de una granja solar que dará energía a toda la mina. De hecho leyendo el informe, y dado que desde el ministerio y la CSN no hay nuevos comentarios desde que se frenaron los permisos hace ya dos años, pareciera que la principal preocupación viene que se explote Uranio, y por supuesto de lo complicado que pueden ser los procesos de extracción de materia prima. 

No se trata del único caso similar en España. La mina de litio de Extremadura que también tuvo que pelear durante varios años antes presentar el último proyecto para poder empezar a dar los pasos necesarios para operar, es cierto que en este caso la situación dependía más de la comunidad autónoma que del Gobierno central, y que el cambio parece haber beneficiado al proyecto, pero no deja de ser llamativo lo complicado que puede ser explotar en el país recursos, que Europa importa en ocasiones incluso de Latinoamérica.

LA ENERGÍA NUCLEAR EN EUROPA

Más allá de su caso puntual el informe también aprovecha para señalar como en otros países de Europa las políticas en cuanto a energía nuclear son mucho más permisivas que en el caso español. De hecho no es casual que subrayen el caso francés, donde la energía nuclear no solo genera hasta el 69% de la electricidad, sino que además sirve como producto de exportación. 

Pero no se quedan allí, destacan casos como los de Italia, donde el parlamento del país está revisando la posibilidad de retomar la explotación nuclear, en pausa desde el accidente de Chernobil, y el de Países Bajos, que está explorando empresas que puedan servir para construir dos nuevas plantas en el país. Son solo dos ejemplos, pero no hay duda de que la empresa tiene motivos para reclamar por la suspicacia que desde España se ha tratado a todo el sector nuclear, incluyéndoles. 

Es un contraste ineludible al estudiar casos como el de Berkeley. Dada la realidad que empuja a que se estén buscando alternativas a los combustibles fósiles en todo occidente, sigue siendo llamativo que en el país haya un no tan definitivo a una de las más evidentes, que cierre incluso procesos serios de investigación y desarrollo de este tipo de proyectos. 

BERKELEY SUFRE LA RESACA ELECTORAL EN LA BOLSA

Para la empresa hay más de un motivo para empezar la semana con algo de amargura. No es solo que la posibilidad de una nueva legislatura en manos del PSOE de Pedro Sánchez aleja una normalización de la explotación nuclear en el país, sino que sus acciones se han visto afectadas. Una caída en bolsa superior al 38% muestra que de no poder recuperar el proyecto de la mina, su situación sería bastante delicada. Aunque de momento no transmiten esa preocupación desde la compañía.

También es cierto que un gobierno de las izquierdas no está asegurado. La posibilidad de que se repita las elecciones está más que presente, y de ser así será interesante ver si para Berkeley finalmente hay un cambio de situación que les permita terminar el proyecto y operar con normalidad. 


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