- El Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del hospital madrileño organizó su primer “Curso de Cirugía Menor para Atención Primaria”.
- La formación buscó mejorar las capacidades de estos especialistas en el uso de la instrumentación y la adquisición de la técnica básica de la cirugía menor.
- Los asistentes al curso conocieron las técnicas y el instrumental básico para la realización de estas pequeñas intervenciones.
La Fundación Jiménez Díaz organizó recientemente su primer «Curso de Cirugía Menor para Atención Primaria», dirigido a médicos y residentes de Medicina de Familia, para actualizar los conocimientos y habilidades quirúrgicas de los especialistas del primer nivel asistencial y mejorar sus capacidades en el uso de la instrumentación y la adquisición de la técnica básica de la cirugía menor. El objetivo final es facilitar que puedan realizar estas pequeñas intervenciones en los centros de salud, reduciendo así el tiempo de espera quirúrgico a los pacientes, y evitándoles desplazamientos innecesarios al hospital.
La cirugía menor es una de las prácticas incluidas entre los servicios que prestan los especialistas en Medicina de Familia, siempre que sea necesario el envío de muestras para estudio histológico, pero «los médicos de Atención Primaria pueden realizar intervenciones de cirugía menor en los centros de salud adecuadamente habilitados y realizar después un adecuado seguimiento postoperatorio de estas intervenciones», aseguró la Dra. María Auxiliadora Nieves Vázquez, especialista del Servicio de Cirugía General y Aparato Digestivo del hospital universitario, durante su intervención en la cita formativa. Estos facultativos también tienen un papel crucial en «la detección precoz de complicaciones en pacientes intervenidos de cirugías de mayor envergadura», añadió.
Intervenciones sencillas, cortas y con pocos riesgos y complicaciones
Tal como detalló la cirujana, las prácticas quirúrgicas que habitualmente se realizan en Atención Primaria, caracterizadas por su sencillez y corta duración, abarcan el afeitado, la biopsia realizada por punch, escisiones fusiformes, curetajes, reparación y suturas de laceraciones, incisión y drenaje de abscesos o criocirugía, entre otras pequeñas intervenciones. «Estas operaciones se realizan en tejidos superficiales y accesibles, bajo anestesia local, siendo los riesgos y las complicaciones postquirúrgicas escasas», apuntó, resaltando, sin embargo, que las indicaciones quirúrgicas «que puede asumir cada médico dependen de su nivel de conocimiento y preparación en técnicas quirúrgicas». Por tanto, cursos como el impartido en la Fundación Jiménez Díaz «son necesarios mejorar las capacidades y competencias de los profesionales de Atención Primaria», aseveró.
Por su parte, la Dra. María Enriqueta Bernal Sánchez, jefa asociada del citado servicio en el hospital madrileño, especificó el instrumental básico que requieren los especialistas de Medicina Familiar para este tipo de intervenciones, como un bisturí, unas pinzas de disección, un portaagujas, unas pinzas hemostáticas, tijeras y separadores. «Para realizar este estos procedimientos en cirugía menor no es necesario mucho instrumental», aclaró, mostrando cómo se utiliza, cuáles son los diferentes tipos de hilos y agujas que deben emplear, así como las técnicas de sutura y la realización de nudos que deben conocer y la localización anatómica para obtener los mejores resultados estéticos.
Asimismo, el Dr. Héctor Guadalajara Labajo, jefe del Servicio Cirugía General y Digestivo de Fundación Jiménez Díaz, destacó la importancia del lavado de manos quirúrgico antes de realizar cualquier intervención, puesto que forma parte de la cultura de seguridad, donde la higiene se establece como un pilar fundamental e indispensable. «Debemos ser sensibles ante las complicaciones que sufren nuestros pacientes y realizar todas aquellas maniobras susceptibles de minimizarlas», aseguró.
El lavado de manos debe respetar unas medidas estrictas, como retirar cualquier complemento de las manos o muñecas, cepillar las uñas y retirar la suciedad visible de las manos. Además, se han de seguir dos protocolos de lavado que dependen de si el procedimiento a realizar es invasivo (grandes operaciones) o no (cirugía menor). Para este último caso, se aplica una solución antiséptica, haciendo hincapié en las zonas menos accesibles de las manos, como los pliegues y las uñas, así como el antebrazo. «En el medio hospitalario, uno de los antisépticos más empleados es la clorhexidina alcohólica, ya que ofrece la ventaja de un efecto inmediato debido al alcohol, al tiempo que mantiene el efecto residual», añadió el especialista. De este modo, se evita el crecimiento de microorganismos en la piel y otros tejidos vivos, con el objetivo de minimizar el riesgo de infecciones.
Este es el primer curso de estas características que se lleva a cabo en la Fundación Jiménez Díaz, derivado de las sugerencias de formación específica en cirugía menor por parte de residentes de Medicina de Familia de otros hospitales y de especialistas de esta área, y ha obtenido un «grado de satisfacción muy alto entre los asistentes» al mismo, según asegura el Dr. Guadalajara, quien avanza que sus organizadores valoran ya la posibilidad de proponer otra edición dirigida a los profesionales de Enfermería, dado que «muchos de ellos terminan realizando intervenciones de cirugía menor».