El tema del concierto de Taylor Swift, y ahora el de Depeche Mode, han sido bastante comentados en redes por la «peculiar» forma en que han vendido las entradas en Ticketmaster. Pero a pesar de las claves para fanáticos, las filas digitales que en ocasiones podían durar un par de horas y los precios bastante altos por momentos no han desaparecido los revendedores, por el contrario, no es difícil encontrar entradas en reventa, y los precios son cuando menos excesivos.
Revisando en el portal Viagogo se pueden ubicar entradas para el concierto de Swift en el Bernabéu que pasan de su precio original de 200 euros hasta por encima de los 1.500, y en redes los fanáticos de la artista aseguran que pueden superar los 6.000 euros. Por su lado en el caso de Depeche Mode, que las entradas (en preventa) empezaban en 60 euros y llegaban hasta los 100 pueden superar los 150.
Es tan solo una muestra de lo complicado que ha sido para la empresa enfrentar este tipo de prácticas. Es un problema que se ha repetido en Estados Unidos, con la propia gira de Swift, en la última gira de Metallica que pasó por España y han sido señalados por Bad Bunny o Pearl Jam, y en el caso de la banda de Eddie Vedder el reclamo empezó desde los años 90.
La realidad es que la situación es delicada para la empresa. Aunque de momento se ha quedado en nada la empresa sí que tuvo que lidiar con reclamos recientes de parte de Bruselas y del Senado de Estados Unidos, que los ha señalado por romper las reglas antimonopolio de ese país. A pesar de ello han vuelto a tener un momento dulce, precisamente gracias a la facilidad de con la que se han vendido las entradas de la gira de Swift. Es que solo este mes las acciones pasaron de valer un mínimo de 87 euros hasta subir casi hasta los 100.
De todos modos se trata de una situación típica de ser una de las empresas más grandes del mundo en su sector. Al mismo tiempo en la industria musical se ha señalado ultimamente la presencia de dos monolitos con los que es complicado competir, la fusión Live Nation / Ticketmaster es una y la otra es una Spotify que sigue teniendo al resto de las aplicaciones de streaming superadas cómodamente en cuanto a las preferencias de los usuarios. Será interesante ver si pueden mantener está buena racha empujada por el rebote pos pandémico en el tiempo.
¿ES LA FUSIÓN TICKETMASTER / LIVE NATION DEMASIADO GRANDE PARA CAER?
La realidad de la industria musical es que globalmente es complicado superar a Ticketmaster y Live Nation como productora y fuente de venta de entradas. Es verdad que en España no se puede medir la situación hablando de un monopolio, dado que siguen existiendo espacios como Baila.FM, Passline o la plataforma de venta de entradas del Primavera Sound que se ha convertido en una interesante productora y plataforma más allá del festival.
Al mismo tiempo, por su tamaño y por la cantidad de artistas grandes, medianos y pequeños, la empresa es una parte absolutamente necesaria del actual ecosistema de la industria musical, una de las pocas empresas que pueden afectar todo el proceso de un artista desde que se presenta en salas hasta los grandes estadios. Visto así a pesar de los deseos de los fanáticos, o de los gobiernos que los han puesto en el ojo de mira, no parece demasiado viable que haya un cambio en la industria de forma rápida.
De momento la esperanza es que parte de las voces críticas son los propios artistas. La propia Taylor Swift empujó a la empresa a probar un cambio de método, y los reclamos recientes de Bad Bunny o Robert Smith de The Cure han dejado claro que ya hay figuras fuertes que han tenido problemas con el conglomerado.
MIENTRAS SE PIDE OTRA FECHA DE SWIFT EN MADRID
Si algo podrían hacer Ticketmaster y Live Nation para, al menos, aliviar el caos de momento es abrir otra fecha de la cantautora en Madrid. Evidentemente, esto significaría renegociar con ella, y ver su calendario, pero la apertura de otra fecha en el Bernabéu (recinto con el que Live Nation ha cerrado un acuerdo de colaboración), podría funcionar para que disminuyera el precio de las entradas en reventa.
De todos modos es un tapón inicial para resolver esta crisis puntual pero la realidad es que mientras Ticketmaster siga siendo la única forma de adquirir entradas para conciertos de este calibre, y los fanáticos sigan dispuestos a pagarlas, no habrá una solución completa. En cualquier caso es de esos problemas que han llegado a la música casi de la mano de internet, y habrá que ver como van evolucionando en esta nueva realidad.