El sector textil es el que más contamina el planeta. En España se tiran al año casi 1 millón de toneladas de residuos textiles, y tan sólo un 10-12% se reutiliza o recicla. La circularidad se ha convertida en la gran esperanza de la ‘fast fashion’, una industria que produce ropa a un ritmo frenético y la desecha con la misma rapidez.
Según la Unión Europea se generan 12,6 millones de toneladas de residuos textiles al año. La ropa y el calzado representan por sí solos 5,2 millones de toneladas de residuos, lo que equivale a 12 kilos de residuos por persona cada año. En la actualidad, solo un 22% de esos residuos textiles postconsumo se recogen por separado para darles otra vida o reciclaros, mientras que el resto suele terminar en vertederos o quemados.
La UE quiere sumar un nuevo impuesto contra la moda, especialmente en la moda ‘low cost’, para que pague los propios residuos que genera con la producción a gran escala de prendas de vestir. La moda low cost es uno de los hábitos que más daño le está haciendo al planeta porque cada semana las marcas de moda generan prendas y prendas. Los diputados europeos, desde Bruselas han pedido a la Comisión y a todos los países de la Unión Europa terminar con la ‘fast fashion’ y así intentar ayudar a los consumidores a que decidan de una forma más ética y sostenible.
BRUSELAS OPTA POR UNA MODA CIRCULAR
Como alternativa a la economía lineal que representa el ‘fast fashion’, la economía circular brinda nueva luz, y se ha convertido en uno de los conceptos más utilizados dentro de la industria de la sostenibilidad. Lograr reducir los desechos es el objetivo principal para transformar la situación actual del mercado en un sector sostenible y respetuoso con el medioambiente; aunque de igual manera se busca la reducción de las emisiones CO2 y lograr un paso en la dirección de la independencia energética.
El nuevo impuesto podría venir motivado por una apuesta por la prevención, recogida, reutilización y reciclaje de residuos textiles. Piden a la Comisión que lance la iniciativa para prevenir y minimizar las emisiones de microplásticos y microfibras al medio ambiente sin más demora.
Lo que quiere aplicar Bruselas consiste en que los fabricantes de ropa sean los que sufraguen todo el proceso y el coste dependerá del criterio de los burócratas europeos. Los productores cubrirán los costes de la gestión de los residuos textiles, lo que también les ofrecerá incentivos para reducir los residuos y aumentar la circularidad. La cantidad que deberán de pagar los productores al régimen de responsabilidad ampliada del productor se ajustará en función del comportamiento medioambiental. En teoría, un 0,6% del total del producto, es decir, una camiseta te costará 12 céntimos más cuando el impuesto entre en vigor.
LA INDUSTRIA TEXTIL NO ESTÁ DE ACUERDOO
Tras la pandemia y la crisis posterior, la prioridad por la moda ha ido disminuyendo. Todavía no se ha recuperado la actividad perdida (30% por debajo). Existen dudas en el tema de los materiales que se van a poder comercializar en Europa y si van a tener estricciones de materiales. En 2025 pretenden facilitar la aplicación del requisito de recoger los productos textiles por separado.
Con este nuevo impuesto lo que quieren conseguir es que la ropa de las marcas textiles este muy cara en un momento de alta inflación en el que el español medio no podrá permitirse comprar tanta ropa y terminará optando por obligación a la ropa de segunda mano. Además si incrementan el precio eso solo supondría una barrera entre consumidor y marca.
Las cadenas de moda no están de acuerdo con un impuesto que en parte no es culpa suya. La empresa si tiene control de los materiales que se usan y de lo rápido que fabrican las prendas, pero en el momento que venden una prenda, la firma no puede tener más responsabilidad sobre ella. No pueden responsabilizarse de que se recicle un abrigo o un pantalón que se vendió hace 15 años, eso es trabajo del comprador saber darle una segunda vida o reciclar.