Palacio de la Música Catalana es la creación modernista más impresionante de Barcelona. Ubicado en el barrio barcelonés de Sant Pere-Santa Caterina-La Ribera, el palacio está diseñado por el destacado arquitecto Lluís Domènech i Montaner, miembro destacado de la Escuela de Barcelona. Incluso hoy, muchos años después de su inauguración en 1908, el Palacio de la Música sigue siendo uno de los principales lugares de interés turístico de la ciudad. Esta obra maestra modernista refleja el poder de Creación artística que impulsa a Barcelona como una de las joyas de Europa, elaborada por los mejores artesanos de la época.
El Palacio de la Música Catalana es un gran ejemplo de arquitectura modernista con detalles únicos que se encuentran tanto dentro como fuera de la construcción. Incluso a primera vista, el palacio deja una impresión única y un ambiente único: desde los colores y acabados de sus techos encantadores a los mosaicos y estatuas esculpidas, hasta los detalles únicos de sus vidrieras, todas las características conmovedoras son un testimonio del sublime proceso de creación artística que caracteriza su belleza.
4Un ambiente de belleza y serenidad
Es imposible visitar el Palacio de la Música Catalana sin quedar completamente encantado por el ambiente de, firme armonía y serenidad hecha por el modernismo único, integrado por el ruido melódico de la música clásica que se filtra a través de sus muros. Esto crea un ambiente de unión entre el alma musical del Palacio y los visitantes.
Los visitantes se sienten transportados a otra era debido a la combinación única entre la arquitectura modernista y la música clásica; un adecuado recordatorio de que el Palacio de la Música Catalana es una verdadera joya dentro de la cultura espiritual urbana de Barcelona. En un ambiente tan vibrante como el Palacio, incluso las almas más resistentes se ven moldeadas entre los pasillos y cada espacio en el interior del palacio.
Tan pronto como uno entra al Palacio, se ve inmediatamente succionado por la atmósfera sin igual que hay para experimentar dentro del edificio. Las formas y colores vivos, los mosaicos, los detalles arquitectónicos y los arreglos musicales únicos que se sienten a cada paso reconectan a los visitantes con la magnitud de la belleza que solo se puede encontrar dentro del Palacio de la Música Catalana.