
Una de las comidas que más apetece con la llegada del verano y su -tanto odiado como amado- calor, es la rica sardina. Frita, asada, a la placa, en cocas, en escabeche, con verduras, ahumada… La sardina es un clásico, como lo es su rico sabor y sus múltiples formas de preparado.
Pero si realmente quieres disfrutar de este plato sin que tu casa huela a sardina durante todo lo que queda de vacaciones, no dudes en seguir esta deliciosa receta y prepararla en su forma más sencilla: al horno.
INGREDIENTES

En menos de media hora puedes tener listo un plato que encantará a toda tu familia, amigos, o a los invitados que desees. Fácil, sencillo y con mucho sabor. Así se define este truco de sardina al horno que, además de sabrosísima, dejará tu cocina como si no la hubieras utilizado, a diferencia de las azarosas recetas que suelen acompañar a este manjar.
Para ello, sólo tendrás que recurrir a unos pocos ingredientes fáciles de localizar:
- Un kilo de sardinas frescas
- Varios dientes de ajo (a gusto)
- Perejil fresco (a poder ser en ramas)
- Limón
- Pimienta negra
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal (a elección, pero preferiblemente gruesa)
Elementos básicos que posiblemente ya tengas por tu alacena y que convertirás hoy en un plato perfecto.
PASO A PASO

Te sorprenderá lo sencillo que es hacer feliz a alguien por su estómago con esta receta de menos de media hora.
Comenzarás precalentando el horno a unos 200 grados, mientras preparas una bandeja o fuente de horno con un poco de aceite, engrasándola bien. Aquí es importante el uso de la sal. Realmente puedes utilizar la que más te guste, aunque si quieres darle ese sabor impecable, nuestra recomendación es que te decidas por la sal gruesa. Con ella, tendrás que hacerle una cama a nuestras sardinas en la fuente que hemos engrasado previamente.
También a modo de previa, puedes ir preparando los ingredientes complementarios. Es decir, lavando el perejil, picando los dientes de ajo o exprimiendo el zumo del limón. Esto quedará apartando durante unos minutos.
La sardina es -sin duda- la protagonista de nuestro plato. Es importante saber limpiarlas, quitando bien las cabezas y las espinas. La piel de nuestras sardinas tiene que ser lavanda de manera cuidada, con suavidad y quitando las escamas sin demasiada brusquedad. Una opción si quieres ahorrarte este paso es comprarlas ya limpias en la pescadería, o cocinarlas enteras. Aunque si optamos por eso último, a la hora de comerlas tendremos que tener más cuidado, y no podremos disfrutar tanto de nuestro plato, que si se deja esperar demasiado puede que se reseque.
Una vez tengamos nuestras sardinas en marcha, sólo tendrás que abrirlas y colocarlas de este modo en la bandeja. Cuando ya estén colocadas, es el turno de los ingredientes que dejamos a un lado al principio del preparado: condimentamos con el ajo bien picadito, regamos con el zumo de limón recién exprimido y añadimos cantidades abundantes del perejil también picado.
Ya habremos casi finalizado, sólo quedará cortar otro limón en trozos algo más grandes y colocar un par de ellos en cada una de las sardinas. Cuando esté listo cerramos el pescado y le echamos un poco de aceite de oliva a cada uno.
Directas al horno durante unos 10 o 15 minutos en función del resultado deseado, que variará según el tamaño de nuestra sardina. ¡Y listo! Sólo tendrás que servirlas como más te gusten, con el acompañamiento que desees y ya tendrás un plato de lujo.
POSIBLES ACOMPAÑAMIENTOS

Si la sardina es el protagonista estrella de esta receta, también pueden serlo los acompañamientos que decidamos utilizar con ellas.
El clásico para estas sardinas al horno con perejil serían las patatas. Las patatas siempre son una buena elección. Ya sean patatas nuevas de pequeño tamaño cocidas o en rodajas asadas con un buen aliño.
Pero si quieres variar un poco, también puedes utilizar un algo más refrescante, como un salmorejo, una ensalada mixta o una buena guarnición de verduras salteadas o también al horno. Para beber, siempre la mejor opción es un vino. Y cómo no, no puede faltar el pan como acompañamiento y una buena pieza de fruta de postre.
Una comida ligera, veraniega, refrescante y con mucho, ¡mucho sabor!