El excesivo calor y la ausencia de lluvias que se dan en verano en España conforman las circunstancias perfectas para la llegada de uno de los animales más temidos para los que tenemos fobia a los insectos: las cucarachas. Llevar a rajatabla la limpieza y el orden del hogar es imprescindible para mantenerlas alejadas, pero además existen muchas otras maneras que, de forma totalmente natural, nos evitarán el disgusto de tener que lidiar con estos molestos visitantes. Entre todas ellas se encuentra una famosa planta, célebre por su relajante aroma. ¿Adivinas de cuál se trata?
Al contrario de las personas, a las que nos encanta contar con esta planta para aromatizar nuestro hogar, los insectos detestan la lavanda. Gracias a ella respiraremos un aire más limpio, estaremos ante un ambiente más relajado y evitaremos el contacto con polillas, moscas, mosquitos, cucarachas y otros insectos propios de esta época del año. Si te has decidido a cultivarla estás de suerte, pues los supermercados Aldi nos ofrecen esta semana la oportunidad de adquirirla por tan sólo 2,99€.
2Cuidados de la lavanda
La lavanda es una de las plantas aromáticas más fácil de cultivar en casa, ya sea en la terraza o en el jardín. Al tratarse de un arbusto silvestre, sus cuidados son relativamente fáciles y es muy resistente, siendo incluso capaz de florecer en zonas de poca vegetación y a pleno sol. Deberás tener también en cuenta que sus hojas se renuevan anualmente (se trata de una planta perenne) y puede llegar a alcanzar más de un metro de altura.
Así, aunque no tengas mucha experiencia en el cuidado de plantas con flores, te será muy sencillo poder disfrutar de su “veraniego” aroma siguiendo unas normas muy simples:
- Sustrato. Necesita un sustrato alcalino (con un PH de 7,5 o superior). Si vamos a cultivarla en el suelo, deberemos vigilar que éste no se ácido, teniendo que utilizar un sustrato específico que compense esa acidez en el caso de que no podamos evitarlo.
- Drenaje. Lo más recomendable sería contar con un suelo arenoso que evite el exceso de humedad y facilite la evacuación de agua. Quizá esta característica sea la más importante a tener en cuenta, ya que la lavanda no sobrevive en una tierra encharcada (especialmente durante los meses de frío, cuando sus raíces pueden llegar a congelarse).
- Dónde plantarla. La buena noticia es que podemos disfrutarla tanto si la plantamos en una jardinera como en el suelo. La única diferencia a tener en cuenta es que, si elegimos la opción de la maceta, ésta deberá contar con un diámetro de al menos 30 centímetros. También deberemos tener cuidado de no situarla muy cerca de otras plantas para que ninguna de ellas interfiera en su correcto crecimiento. Para ello es indispensable calcular el tamaño que puede llegar a alcanzar la lavanda con el fin de que siga guardando las distancias adecuadas con las demás, asegurándonos de que reciba el sol directamente durante mínimo seis horas diarias.
- Riego. Al ser una planta silvestre, la lavanda puede aguantar la ausencia de agua durante bastante tiempo. En invierno hay que procurar regarla durante las primeras horas del día para evitar que sus raíces continúen húmedas al ponerse el sol. En verano bastará con regarla una vez a la semana, asegurándonos antes de que el sustrato esté completamente seco. Estos consejos son especialmente importantes durante las semanas de crecimiento, evitando siempre humedecer sus flores y ramas.
- Abono. En el caso de que la plantemos directamente en el suelo seguramente no tengamos que preocuparnos de añadir ningún tipo de fertilizante, ya que al tratarse de una planta rústica no sufre en exceso por la calidad de la tierra. Sí que deberemos tener en cuenta la aplicación de un fertilizante especial si mantenemos a nuestra lavanda en una maceta, siempre antes de la época de floración y siguiendo cuidadosamente las instrucciones del fabricante.
- Poda. Es muy recomendable hacer una pequeña poda al comienzo de la primavera o del otoño, ya que si no lo hacemos limitaríamos el crecimiento de nuevas flores. Esta poda no debería superar en ningún caso la mitad de la altura de la lavanda.