En verano, cuando las temperaturas suben, nos apetece más que nunca disfrutar de platos frescos y sabrosos. Afortunadamente, la cocina española nos brinda dos delicias clásicas: el salmorejo y el gazpacho, que podríamos degustar día tras día sin aburrirnos. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el salmorejo tradicional lleva pan, lo cual puede no ser adecuado para aquellos que son celiacos o están siguiendo una dieta para perder peso. Por ello, hoy queremos compartir contigo un secreto para disfrutar de esta receta clásica sin pan, sin renunciar a su textura cremosa y su exquisito sabor.
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ESCURRIR EL TOMATE
Comienza lavando y secando bien los tomates. Luego, córtalos en octavos y espolvoréalos con media cucharadita de sal. Asegúrate de que todos los trozos se impregnen adecuadamente. Prepara un colador amplio y colócalo sobre un cuenco lo suficientemente grande para recoger el líquido que se desprenda de los tomates. Transfiere los tomates troceados al colador y déjalos escurrir durante unos 10-15 minutos, o hasta que hayan soltado la mayor parte de su agua. De vez en cuando, presiona ligeramente los tomates y remuévelos suavemente para ayudar en el proceso de escurrido.