Los ahorradores se están beneficiando de las rentabilidades más altas en casi dos décadas, con cuentas bancarias ofreciendo hasta un 5% TAE y depósitos bancarios hasta un 4% en España. Tras un largo periodo en el que la rentabilidad nominal del efectivo fue prácticamente nula, los inversores se replantean ahora el papel que deben desempeñar los depósitos en carteras. ¿Merece la pena arriesgar en bolsa dando estas rentabilidades el efectivo?, ¿son suficientes para superar el efecto de la inflación en nuestro dinero? Duncan Lamont, responsable de investigación estratégica de Schroders se hace esta reflexión.
Los tipos de ahorro se han triplicado en 12 meses sobre todo por la subida de los tipos de interés, ya que hace un año el euribor estaba en los entornos del 0,85% mientras que actualmente cotiza por encima del 4,14%. Debido a esta subida fulgurante, los ahorradores pueden ganar hasta un 5% en cuentas remuneradas de varias entidades financieras. Ante este escenario, ¿no tiene sentido reducir el riesgo y apostar por la seguridad del efectivo?
Tras varios en los que la rentabilidad nominal del efectivo fue casi cero, los inversores se replantean ahora el papel que deben desempeñar los depósitos en carteras más amplias. ¿Y no tienen razón los inversores al reconsiderar el efectivo? Las circunstancias de cada ahorrador son diferentes, y algunos pueden tener excelentes razones para mantener su dinero en efectivo. Sin embargo que los tipos de interés del ahorro suban no significa que el efectivo siga el ritmo de la inflación.
Como se ha visto, la rentabilidad del efectivo después de la inflación -o rentabilidad «real»- sigue siendo negativa, aunque los tipos hayan subido mucho. Las rentabilidades negativas implican pérdidas. Y el aumento de la inflación desde principios de 2022 significa que el valor del efectivo se está erosionando a un ritmo más rápido que durante la mayor parte de la década anterior, incluso si el efectivo paga los mejores tipos disponibles en la actualidad. Así que, para muchos, la cuestión clave de dónde realizar inversiones a largo plazo sigue siendo tan relevante como siempre. De hecho, es aún más importante.
DEPÓSITOS O ACCIONES SEGÚN EL PERFIL DEL INVERSOR
Muchos inversores se estarán haciendo la pregunta si es mejor poner su dinero en un depósito bancario que remunere al 4% o bien optar por la bolsa e intentar obtener una rentabilidad mayor que la que ofrece un plazo fijo de una entidad bancaria. La reciente era de tipos de interés ultrabajos de la que ahora estamos saliendo, ha hecho que el efectivo haya sido poco atractivo para los inversores. Todo ello a pesar de que la inflación se ha situado en niveles bajos hasta hace poco. Aun así no todas las entidades financieras están ofreciendo a sus clientes depósitos al 4% sino que hay que buscar en el mercado para encontrarlas.
En los últimos cinco, diez y veinte años, los ahorros en efectivo no han podido seguir el ritmo de las subidas de precios, por lo que los depositantes saldrían peor parados. Durante periodos muy largos – en los que la inflación y los tipos de interés han registrado máximos y mínimos – el efectivo ha conservado su poder adquisitivo, pero por poco. Elegir entre una opción u otra dependerá en gran medida del perfil de riesgo del inversor y del plazo que queramos mantener dicha inversión.
En bolsa se puede obtener mayores rentabilidades que en un depósito bancario, bien vía dividendos donde hay compañías del IBEX-35 que ofrecen altas remuneraciones por poseer sus acciones como la socimi MERLIN Properties cuenta con una rentabilidad por dividendo del 14,90%, Enagás del 9,36%, Telefónica un 8,07%, Acerinox un 8,01%, Mapfre un 7,90%, BBVA un 6,56%, Caixabank un 6,39%, ACS 6,32% y Redeia (REE) 6,15%.
Por contra se corre el riesgo de que las acciones bajen y por tanto el capital invertido sea inferior al inicial, aunque este año por lo general el índice español por excelencia está lleva acumulado un retorno positivo del 12,39%, el año pasado cerró con una caída del 5,5%. A su vez hemos de contar con las comisiones por compra-venta y mantenimiento de las acciones que los bancos repercuten a los clientes, varía en función del importe invertido y la entidad elegida ya que existen diferencias entre unas y otras que hay que valorar.
Otra de las alternativas sería mantener el efectivo en una cuenta renumerada ya que es probable que el efectivo se comporte mejor frente a la inflación. A largo plazo, el dinero en una cuenta corriente se comporta peor, incluso cuando la inflación es relativamente baja. El gráfico anterior muestra las rentabilidades históricas de las inversiones en efectivo y en bolsa a lo largo de una serie de periodos extraídos de datos de los últimos 96 años.
Aunque los datos históricos a largo plazo sugieren claramente que las inversiones en bolsa tienen más posibilidades de superar la inflación que otras inversiones, también son volátiles. Por tanto, los inversores que opten por la renta variable en lugar del efectivo deben estar preparados para un viaje lleno de baches.