La Comisión Europea quiere que el bloque tome medidas para evitar que países terceros que puedan pone en riesgo la seguridad europea, como China o Rusia, tengan acceso a tecnologías punteras desarrolladas por empresas europeas o a infraestructuras clave por la vía de inversiones o relaciones comerciales, para lo que reclama una «estrategia de seguridad económica» que pasa por identificar los riesgos más serios y un mejor control de las operaciones comerciales de entrada y salida.
Consciente de las limitaciones de la competencia comunitaria, el Ejecutivo comunitario llama a la colaboración de los Estados miembro y del sector privado para iniciar la reflexión y crear un marco de acción común, mientras se define una lista clara de sectores clave para la seguridad nacional (como los microchips, la Inteligencia Artificial o las supercomputadoras) y se lleva a cabo una evaluación de riesgos sistémicos.
Bruselas pide en concreto que se examinen los riesgos en cuatro áreas precisas: las cadenas de suministro (incluida la seguridad energética), las infraestructuras críticas, la seguridad tecnológica y fuga tecnológica, y el riesgo de que terceros recurran a sanciones económicas o comerciales para presionar a los gobiernos de la UE.
El objetivo es definir el método a más tardar en otoño para poder presentar una «iniciativa» concreta antes de que acabe el año, según ha dicho en una rueda de prensa la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, que de este modo no ha aclarado si Bruselas intentará sacar adelante medidas legislativas concretas o no.
Von der Leyen ha apuntado la necesidad de «asegurar» que países terceros no «abusan» del conocimiento, capital o innovación de las empresas europeas para reforzar sus medios militares, aunque ha insistido en que no habrá un sesgo por países sino que se evaluará «caso por caso».
La propuesta de Bruselas evita referirse expresamente a China como una de las amenazas, si bien fuentes europeas conceden que, aunque el método de evaluación de riesgos no se centrará en ningún país, sí aplicará un «filtro geopolítico» en su análisis.
El sistema que plantea la Comisión se guiará por los principios de «proporcionalidad y precisión», recalca el documento de los servicios comunitarios que será discutido por primera vez por los jefes de Estado y de Gobierno de la UE en su cumbre de la semana próxima en Bruselas.
El texto también señala cómo la experiencia de la pandemia de coronavirus y la guerra rusa contra Ucrania ha demostrado que Europa en ocasiones está «insuficientemente preparada» para enfrentar los nuevos riesgos y cómo depender excesivamente de un único país, «en especial uno con valores, modelos e intereses sistemáticamente divergentes» ha reducido las opciones estratégicas de la UE «y puesto en riesgo» a sus economías y ciudadanos.