Blizzard es, sin duda, una de las casas productoras más grandes del mundo de los videojuegos, por lo que lo normal es que todos sus movimientos sean estudiados bajo una lupa. El problema es que la empresa parece no salir de la controversia, sumando problemas que van desde el manejo de sus empleados hasta la posibilidad de que los compre Microsoft, es muy fácil tropezarse con su nombre en una discusión sobre el medio en las redes sociales.
Pero su última crisis de reputación parece ser un error no forzado. La empresa ha puesto en venta las misiones del modo historia de la nueva entrega de Overwatch, uno de sus juegos más populares con batallas por equipos en primera persona, en venta separadas del icónico modo multijugador que siempre ha definido la franquicia. Con un precio de 15 euros por el primer episodio de varios que completaran esta nueva forma de experimentar el juego.
Dado que el paquete base cuesta al menos unos 60 euros, el precio estándar de un videojuego, tiene sentido que los usuarios se molesten porque se les pida pagar extra, sobre todo por qué no existe una opción para comprar solo el modo historia, ni siquiera digitalmente. Por tanto, esto sube el precio del juego de una forma percibida como injusta de cara a los consumidores. Lo cierto es que tiene algo de sentido, es que a un conductor se le vendiera un coche sin parabrisas.
Lo cierto es que la empresa podía haberse visto en el espejo de algunos de sus competidores históricos que han intentado estrategias similares. Fue el caso de Capcom, cuando intento vender personajes ya diseñados, y programados dentro del disco de Street Fighter X Tekken, una decisión que hizo daño suficiente al lanzamiento como para cancelar de inmediato su secuela. Aunque también hay que señalar que al parecer Blizzard es inmune a la mala publicidad.
DIABLO 4: LA OTRA GRAN APUESTA DE BLIZZARD MANTIENE LOS BUENOS NÚMEROS.
Vale decir que mientras la empresa asume esta pequeña crisis reputacional presumen que su otro gran lanzamiento del año, la cuarta entrega de la saga Diablo, había superado los 666 millones de dólares en ventas. Este dato prueba algo que quizás a una parte de los gamers no le guste escuchar: Las estrategias de la empresa funcionan cuando se ven sus ingresos, lo que les ha permitido seguir sumando números positivos en medio del huracán de críticas de las redes.
También es cierto que la empresa sigue dependiendo de sus marcas conocidas. La propia Overwatch debe ser el último lanzamiento de una IP exitosa de su parte, pero dado que son dueños de World of Warcraft, uno de los juegos en línea más populares del mundo, Elder Scrolls (la franquicia detrás de Skyrim) o el propio Diablo son de las más grandes de la industria es posible que no sea tan necesario para su supervivencia económica. Además, desde que se fusionaron con Activision tienen a mano a Crash Bandicoot y Call Of Duty, franquicias aún más potentes.
BLIZZARD SIGUE ESQUIVANDO BALAS, PERO NO PUEDE COMPLETAR SU FUSIÓN CON MICROSOFT
Aunque casos como el de Spotify lo pongan en duda lo cierto es que en Estados Unidos tiene unas leyes antimonopolio bastante estrictas. Visto así no debería ser una sorpresa que a Microsoft se la haya prohibido adquirir a Blizzard Activision, es que los pondría en una situación donde podrían poner demasiado peso en su lado de la balanza, y todo en una industria que está en pleno crecimiento.
En cualquier caso tiene sentido. Recordemos que la empresa de Bill Gates es dueña de varias casas desarrolladoras como Rare, 343 (desarrolladores de Halo), Bethesda (Fallout) o Ninja Theory (Hellblade) y además de su caja de juegos: el Xbox. El tema es que seguir sumando empresas y franquicias que tener de forma exclusiva en la consola de la empresa de Silicon Valley. Vale decir que al ser una empresa tan grande es relativamente fácil meter la mano en el bolsillo, después de todo se sigue tratando de una de las empresas tecnológicas más grande del mundo.
Va a ser interesante ver como avanza este tema. Lo cierto es que, irónicamente, cada vez que la empresa se mete en un lío tiene un lanzamiento, o un anuncio, bajo la manga. En cualquier caso se trata de una empresa que ha estado acostumbrada a este tipo de situaciones, y que han sabido resolverlas poco a poco.