Los vientos, junto con las diferencias de temperatura y salinidad, originan las llamadas cataratas submarinas, es decir, corrientes oceánicas superficiales y profundas. Estas nacen en los polos transportan agua fría a las regiones cálidas y viceversa, lo cual tiene una influencia mayúscula en el clima terrestre. Estos sumideros marinos arrastran varios millones de metros cúbicos de agua por segundo, que relegan a las cataratas terrestres, a meros riachuelos.