domingo, 24 noviembre 2024

El lobby que pagan Bill Gates y los Rockefeller y tiene barra libre con la vicepresidenta Ribera

La ocasión era de las de gran expectación en el siempre gris Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Ubicado en el ala sur del complejo de Nuevos Ministerios, el 9 de abril de 2021 era un día grande, ya que la vicepresidenta Ribera presentaba el esperado Plan Moves III, el plan de subvenciones y ayudas a la compra de coches eléctricos. Allí estaba lo más granado del Ministerio y del sector del automóvil. Estaba hasta el controvertido y entonces alcalde de Valladolid y portavoz del PSOE, Óscar Puente. Y pocos debieron reparar en una mujer extranjera, de tez blanca, currículo impecable como activista, Isabell Buschel. En la gran mesa del reparto de ayudas, en el gran día del automóvil y el Ministerio, no faltó Transport & Environement, el lobby internacional que está detrás de buena parte de las políticas ambientales del Gobierno de Pedro Sánchez. Usted no lo sabía hasta ahora, y casi todos debían desconocerlo, pero allí estaban, con ellos, intereses empresariales que van de Apple a las fábricas de baterías de litio, vestidos en la piel de un lobby ambientalista.

“Teresa Ribera está absolutamente seducida por Transport & Environement (T&E)”, asegura a MERCA2 el que seguramente sea el principal lobbista del país en estos momentos; “Y Pedro Sánchez está absolutamente seducido por Teresa Ribera, hace todo lo que ella le dice”. Ella es, por ejemplo, la responsable de que Doñana y sus aguas, en una perspectiva absolutamente cercana a los movimientos ecologistas radicales, haya sido introducida como tema de agenda por el presidente del Gobierno durante la catastrófica campaña electoral del PSOE de las pasadas semanas. Hay medidas, informes, hasta párrafos enteros en las disposiciones del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico inspirados o dictados por T&E. Más allá de las muchísimas coincidencias en foros y actos, de los seguimientos mutuos en RRSS o de las simpatías o no en el Gobierno de algunos elementos de este lobby internacional financiado mayoritariamente desde EEUU, T&E está considerado el gran inspirador de que el Gobierno de España se haya apuntado a la gama más extrema de las políticas contra el vehículo privado, cuando España es el segundo fabricante de coches de Europa. Lo que en la industria y en el sector se considera, abiertamente, un tiro en el pie. Los ejemplos son numerosos de coincidencias entre textos de T&E que aparecen en diferentes documentos del departamento que dirige la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.

DE DÓNDE SALE EL LOBBY AMIGO DE LA VICEPRESIDENTA RIBERA

T&E es formalmente una ONG fundada en 1989, de irreprochable trayectoria. En su expansión en diferentes países ha acabado tomando la forma jurídica de una asociación con presencia en 50 países. Formalmente también, son un grupo de presión establecido y registrado e identificado como tal en Bruselas, ante las autoridades europeas. En España tiene dos cabezas asociativas visibles, la Associació per a la Promoció del Transport Públic y Ecologistas en Acción. Sin embargo, el liderazgo de este grupo de presión se lleva desde una oficina radicada en Madrid, que dirige Isabell Büschel. Junto a ella, un reducido grupo de expertos de currículum brillante y credenciales en el mundo del ambientalismo especializado en la energía.

Detrás de todo este entramado internacional de grupos de presión dirigido desde Bélgica y Alemania hay una potente financiación. En 2022 T&E declaró ingresos por 12,615 millones de euros. Según sus cuentas y declaraciones públicas, todos proceden de instituciones dedicadas a velar por el clima, si bien hay algún donante llamativo de otros ámbitos, como Transport Of London (la empresa de transporte público de la capital británica). Tras esas instituciones está sobre todo Silicon Valley y varios de sus financieros, como Charles Schwab, uno de los brokers protagonistas de la caída financiera de este importante polo tecnológico de EEUU. En un nivel más discreto de financiación nos encontramos a dos inversores de renombre mundial: Bill Gates y la familia Rockefeller. No hay donante sin intereses industriales relacionados con el cambio climático.

En 2022 T&E declaró ingresos por 12,615 millones de euros. Entre sus donantes, bill gates y la familia rockefeller

La Climate Imperative Foundation, liderada por el gurú Hal Harvey, también de Silicon Valley; la Schwab Charitable Fund, hija del broker de Silicon Valley Charles Schwab, o la European Climate Foundation, única de origen europeo. Todas ellas aportan más de un millón de euros a T&E. Pero hay más multimillonarios norteamericanos que financian el lobby que ha impulsado una descarbonización radical en Europa. La viuda de Steve Jobs, Lauren Powell Jobs, es ²otra de las que está tras la red de asociaciones sin ánimo de lucro que están financiando la exigente transición que se ha impuesto Europa desde Bruselas.

Pero hay nombres más llamativos, como el de la familia Rockefeller, un perfecto ejemplo de la dualidad entre intereses filantrópicos e industriales. La familia que se hizo la más rica de EEUU con el petróleo, los Rockefeller, financian con cerca de medio millón de euros T&E. Sin embargo, los Rockefeller no son los que eran en cuestión de negocios: han diversificado. Las leyes antimonopolio de EEUU les obligaron a dividir sus empresas y crear Exxon, el gigante del petróleo norteamericano. Desde hace años, el consorcio familiar, como si fuera una inspiración de la serie Succesion, decidió aparcar sus inversiones a la atmósfera.

El Grupo Rockefeller hoy es propiedad de la Mitsubishi Estate Co. Las inversiones de la familia se reparten en diferentes fondos de inversión que llevan la etiqueta “verde” en su ADN. Es decir, que invierten en industrias que trabajan en productos que la cruzada contra el cambio climático hace de primera necesidad. El diario Wall Street Journal asegura que estas inversiones, por valor de 50.000 millones de dólares, están en fondos «socialmente responsables». la clasificación de estos fondos la da el portal de análisis Morningstar, que explica la panoplia de inversiones en las que presuntamente está invirtiendo la familia cuyo apellido simboliza la riqueza: Una de ellas, Tesla, por medio del fondo DFA US Sustainability Core. Ese mismo fondo invierte en industrias agrícolas basadas en la no presencia de transgénicos, otro de los caballos de batalla de los ecologistas que hacen lobby y guerrilla no solo en Bruselas, sino por toda Europa. Transgénicos (organismos modificados genéticamente) que sí están autorizados en EEUU, desde donde se financia la causa contra el uso en Europa de estos productos que generan una enorme mejora de la eficiencia de las cosechas.

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Los fondos de inversión sostenibles que apuestan por la industria con etiqueta «verde».

Estos fondos de inversión industriales en los que invierten los filántropas norteamericanos incluyen empresas que son imprescindibles en la nueva economía que está generando la lucha contra el cambio climático.

El AllianzGI Global Water Fund Class A, por ejemplo, tiene la propiedad de muchas empresas dedicadas a la gestión privada del agua en EEUU, como American Waterwork. Pax World Global Environement Markets Fund Inst Class tiene compañías dedicadas a la gestión y reciclado de residuos, como Republic Services, o Linde. Medicamentos, gestión del agua, coches eléctricos… y los gigantes de Silicon Valley.

Bill Gates es otro de los financiadores de T&E, por medio de su filantrópica Breaktrough Energy. Gates, en competencia con Brezos por ser el hombre más rico del mundo desde sus orígenes de la informática de consumo, ha sido el protagonista de una de las campañas de limpieza de imagen más grandes del mundo. Pero eso no quita que deje de invertir en intereses industriales, como su compañía dedicada a las baterías y la explotación e investigación en el litio, fundamental en el desarrollo del coche eléctrico. Los hace por medio de una sociedad de nombre idéntico a la que dedica a la filantropía, la Breaktrough Energy Ventures. Esta misma empresa invierte en Trita Tren, con sede en Kansas City, una compañía dedicada al transporte ferroviario, uno de los bendecidos por los lobbys ecologistas.

Apple, Microsoft, Tesla, Silicon Valley, la élite de la izquierda teconológica de EEUU son los principales financiadores de T&E. Han dejado de invertir en industrias caducas como el carbón o el petróleo, con fecha de caducidad, y consiguen que Europa regule a favor de sus nuevas inversiones, coches eléctricos, litio y demás industrias de esta nueva economía.

UN PLAN DISCUTIDO

Pero regresemos de Silicon Valley y los filántropos milmillonarios (billonarios en la unidad de medida norteamericana) al gris edificio de Nuevos Ministerios, en el Paseo de la Castellana de Madrid. El Plan Moves III es un sistema de ayudas a los ciudadanos para la adquisición de coches eléctricos. España no es un país neutral en esta dolorosa transición en la movilidad.

Nuestro país es el segundo fabricante europeo de coches. Las medidas europeas contra la movilidad convencional (se ha prohibido matricular coches de combustión a partir de 2035) suponen una reconversión en la que España se está quedando atrás. Fuera escapes de humos y dentro baterías, la deseada electromovilidad. Los expertos consideran que esta batalla ya la está perdiendo España.

El sector se queja amargamente del caos que general ayudas como el Moves, promovidas desde la vicepresidencia tercera de Teresa Ribera. En la batalla entre Industria (antes Reyes Maroto) y Transición Ecológica hubo una clara ganadora y otra ministra que acabó de candidata sin éxito a la alcaldía de Madrid. La patronal se llegó a quejar de que “un sector del Gobierno quiere una movilidad sin coches”. Caos regulatorio o incluso en las obligatorias Zonas de Bajas Emisiones. Retraso en el despliegue de cargadores eléctricos, ayudas que no se acaban de dar y problemas con el PERTE. El primer plan Industrial de estos Planes Estratégicos de Recuperación y Transformación Económica -un millonario vehículo de financiación lanzado por la Unión Europe- generó enorme frustración a la industria española. El segundo se anuncia para antes de las elecciones, “sí o sí”, ante la estupefacción que ha creado en el sector la convocatoria con este importante hito sin cumplir.

La frustración de la industria automovilística contrasta con la satisfacción por objetivos cumplidos por T&E. Varios de ellos incluso de manera textual.

El staff directivo de T&E tiene magníficas credenciales técnicas en el ámbito de la lucha contra el cambio climático, pero también políticas. Alguno de sus miembros en España han llegado a viajar a Bruselas patrocinados e invitados por grupos de extrema izquierda para intervenir ante las autoridades europeas.

De entre su equipo directivo central, llama la atención la presencia de Marcin Korolec, ex ministro de Medio Ambiente polaco del gabinete de Donald Tusk, que fue también presidente de la Comisión Europea. Korolec es el administrador de T&E a nivel internacional desde 2019. El nuevo administrador, Neil Makaroff, es un experto de una fundación asociada al Partido Socialista francés, la Jean-Jaurés. El actual director general, William Todts, fue asistente de la eurodiputada socialista belga Kathleen Van Brempt. En la dirección central de T&E con sede en Bélgica hay una española, Nuria Blázquez. Es la responsable internacional de la asociación Ecologistas en Acción.

No es extraño que filántropos estadounidenses se asocien con grupos políticos de izquierda. La Rockefeller Brothers Fund -la asociación filantrópica que usa la poderosa familia para financiar T&E- contrató como directivo para Latinoamérica al chileno Arturo Aguilar, director de programas para LATAM. Aguilar fue asesor político de la CGIG (Comisión contra la Impunidad en Guatemala) un organismo que nació para evitar las corruptelas judiciales en este país centroamericano. Sin embargo, se convirtió en una importante cantera de la izquierda de Latinoamérica y sus movimientos finales han resultado muy discutidos.

Investigación Merca2

jvidal@merca2.es


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