Una piel suave e hidratada es sinónimo de buena salud. Por eso es tan importante combatir la piel seca, pues no sólo causa molestias como la tirantez o la rojez, sino que también favorece la aparición de arrugas.
Y es que la piel cuenta con una fina capa de grasa protectora que debemos mantener en excelente estado. La aplicación de cosméticos hidratantes, una higiene correcta y una alimentación equilibrada son claves para ello.
1Piel seca: causas
Son muchos los motivos que pueden generar sequedad en la piel, siendo la mayoría de ellos de origen externo. Por ejemplo, un clima frío y seco es el aliado perfecto para la aparición de este problema, pues la falta de humedad en el ambiente favorece la deshidratación.
El uso incorrecto de algunos cosméticos también da lugar a la piel seca. Por ejemplo, abusar de los exfoliantes daña la capa más externa de la dermis, eliminando su grasa protectora natural. De igual forma, utilizar los productos inadecuados puede provocar esta afección, pues algunos son demasiado abrasivos.
La calefacción es otro clásico a la hora de secar nuestra piel, dado que reducen la humedad del ambiente. La sequedad también puede ser el efecto secundario de determinados tratamientos o medicamentos, algo que debe estar señalado siempre en el prospecto.
Abusar de los baños, paradójicamente, también seca la piel al disminuir sus aceites naturales. Por otro lado, el envejecimiento conlleva una menor producción de esta grasa natural, lo que genera sequedad, pérdida de la elasticidad y la aparición de arrugas.
Pasar demasiado tiempo al sol también seca la piel, así como el contacto frecuente con algunos productos, como el cloro, el alcohol de limpieza o los productos para el cabello.
No podemos olvidar que existen algunos factores de riesgo. Por ejemplo, las personas que padecen afecciones cutáneas como la dermatitis atópica o la psoriasis son más propensas a la piel seca. La genética también juega un papel importante.