Las mangueras de las gasolineras cuentan con un sistema mecánico para cortar el flujo de combustible justo cuando el depósito se ha llenado. La boquilla tiene en su extremo una pequeña toma de aire que se comunica a través de un conducto con una válvula interior por la que circula el carburante. Su flujo crea una zona de depresión en la válvula que hace que el aire del interior del depósito se aspire hacia esta pieza. Cuando el depósito está a punto de rebosar, el mismo carburante tapona la toma de aire de la boquilla y corta la circulación del aire proveniente del depósito que atraviesa la válvula.