Las intolerancias alimentarias (productos con gluten o productos sin lactosa) hacen que los afectados pasen un rato más en los supermercados, ya que deben de leer las etiquetas con detenimiento. Pero también les pasa factura ya que los productos adaptados para las intolerancias son más caros que los ‘normales’.
El mercado de productos sin lactosa parecer ser que ha encontrado un hueco en la cesta de la compra de los españoles. 9,8 millones de españoles (24,8%) lo consumen de manera puntual, mientras que más de 4,5 millones lo hacen habitualmente, según los datos de la consultora Across the Shopper en el informe del primer Observatorio del mercado de productos Sin Lactosa.
Gran parte del impacto de este creciente consumo de estos productos viene de la gran preocupación de los ciudadanos por cuidarse y llevar una alimentación más saludable. También en parte es por todas esas personas que sufren intolerancia a la ‘lactasa’ o con alergia a todos los productos que lleven lactosa.
Actualmente hay mucha más gente intolerante a la lactosa e incluso alérgica, estas personas necesitan comprar y conseguir productos que no lleven nada de derivados lácteos. La intolerancia a la lactosa se produce por el déficit de la enzima digestiva llamada lactasa. Esta deficiencia dificulta la digestión de los alimentos que contengan lactosa (un hidrato de carbono presente en la leche y otros lácteos) y produce molestias gástricas, gases e incluso puede producir diarrea.
Los alimentos que pueden consumir estas personas son esos que no contengan leche entre sus ingredientes, por ejemplo, un producto a base de soja. Estos productos están elaborados específicamente para reducir su contenido en este hidrato de carbono. Son alimentos que contienen una etiqueta o un espacio en el envase donde se especifica que son ‘sin lactosa’.
EL MERCADO ‘SIN LACTOSA’ SUPERÓ LOS 460 MILLONES DE EUROS EN 2022
Es cierto que la proporción de consumidores de productos lácteos en todo el mundo sigue siendo significativamente mayor a quienes optan por productos de origen vegetal, a lo largo de los últimos años se ha extendido cada vez más el consumo de bebidas alternativas a la leche de origen animal. Las previsiones apuntan a que para el 2027, dentro de cuatro años el consumo de este tipo de sucedáneos lácteos superará los 13.100 millones de kilos.
Hacer la cesta de la compra cuando tienes intolerancia a la lactosa es un trabajo complicado para tu bolsillo, el precio de esos productos suele ser siempre mucho más caro como la leche que es un 15% más cara que la con lactosa. En los yogures dependiendo de la marca puede haber una diferencia del 20% en el precio, si es cierto que si se compara con la propia marca del supermercado la diferencia no es tanta.
Las diferencias las vemos claramente en los siguientes ejemplos: En Mercadona la mantequilla de la marca Hacedando con lactosa el precio es de 1,50 mientras que si queremos comprar el mismo producto de la misma marca con la única diferencia de ‘sin lactosa’ nos aumentará a 2,60 euros. En Carrefour no es muy distinto, el precio de la mantequilla con lactosa es de 2,59 euros y no cuentan con la opción de este producto sin lactosa. Si vas a Carrefour y necesitas mantequilla deberás de optar por otras marcas como la Central Lechera Asturiana que vale 4,09 euros.
Con el queso rallado no es tan significante la diferencia, pero si se puede observar como la marca Hacendado con este producto con lactosa cuesta 1,35 euros y sin lactosa ya aumenta a 1,88, la diferencia es mínima, pero todo suma en el ticket final de la cesta de la compra.
Con la marca Carrefour la diferencia de precios es más sorprendente y es que puedes llevarte un paquete de queso rallado desde 1,40 hasta 2 euros dependiendo el tipo de queso, mientras que si buscas queso rallado sin lactosa el rango de precio es desde 1,78 a 3,55 euros.
¿POR QUÉ SON MAS CAROS ESTOS PRODUCTOS?
Los productos adaptados a los intolerantes son más caros por varias razones. El primer motivo es por el coste de la materia prima que es mucho más caro. Producir estos alimentos ‘sin lactasa’ tiene mayor coste que producirlos con ‘lactasa’. Otro factor importante es el asegurarse que los agentes que intervienen en el proceso de producción y de cada una de sus etapas, hasta su comercialización, han evitado la contaminación cruzada con otros productos elaborados con lactosa en la misma factoría.
Otro de los posibles motivos podría ser el hueco de mercado que han visto las cadenas de supermercado en este sector y quieren aprovechar el boom para competir con sus rivales y por eso los precios son tan altos y competitivos. Al final una persona con este problema si o si te va a comprar productos que no contengan lactosa, aunque le cueste el doble, pero se trata de la salud.
El problema es que la lactosa se usa de forma masiva en la industria alimentaria, y puede encontrarse en embutidos, salsas, zumos, preparados de carne e incluso en algunos vinos. Al año la gente con esta intolerancia tiene un sobrecoste de 1.500 euros.
La lactosa está escondida en el listado de ingredientes con otros nombres, y también añadida en productos inimaginables que no tienen por qué llevarla necesariamente. Además, los productos sin lactosa son de difícil localización y de alto precio. Sobre un 30-40% más caros respecto a sus equivalentes con lactosa. Todo ello, sin duda, convierte la compra en el súper en una auténtica lucha diaria para las personas intolerantes.