viernes, 22 noviembre 2024

Con BIBO Marbella Dani García se reinventa y ¡horror! ahora va de artista

Dani García, es entre otras muchas cosas el creador de BIBO. Nacido el 24 de agosto de 1975 en Marbella, Málaga, es un reconocido chef español que ha dejado una huella indeleble en la escena culinaria de su país. Desde temprana edad, García mostró un interés apasionado por la cocina, lo que le llevó a estudiar en la Escuela de Hostelería La Cónsula en Málaga. Su talento y dedicación le valieron la oportunidad de trabajar en renombrados restaurantes como Martín Berasategui y El Bulli, bajo la tutela de Ferran Adrià.

García alcanzó la fama con su restaurante Calima, en Marbella, donde empezó a experimentar con la alta cocina andaluza y las técnicas vanguardistas. Este enfoque innovador le permitió obtener varias estrellas Michelin y en 2014, García abrió BIBO, un restaurante más casual en Marbella, donde combinaba la cocina tradicional con toques creativos y originales.

En 2018, García inauguró el restaurante Dani García en Marbella, que rápidamente obtuvo tres estrellas Michelin. Sin embargo, sorprendió al mundo culinario al anunciar su cierre en 2019, con el objetivo de centrarse en proyectos más accesibles para el público en general.

Actualmente, García sigue siendo una figura influyente en la gastronomía española, con múltiples restaurantes, vende sus productos en supermercado y tiene proyectos de expansión internacional, mientras continúa explorando nuevas ideas y desafiando los límites de la cocina contemporánea. Pero mucho me temo que con BIBO Marbella más que los limites de la cocina desafía los limites del universo.

Bibo Marbella: Dani García inventa la renovación de la nada

De este modo, ayer viví una experiencia agridulce en el «renovado» restaurante BIBO de Marbella, propiedad del célebre chef. Acompáñame en este viaje culinario lleno de música espantosa, decoración que no pega ni con cola y alguna sorpresa, y no todas especialmente buenas. Pero primero, pongámonos en contexto: Dani García, decidió reabrir BIBO en Marbella a los pocos meses de cerrarlo para abrir en su lugar un restaurante francés (un acierto cerrarlo, Dani, era absolutamente prescindible). Nunca supimos si se trataba de un reconocimiento implícito de una metedura de pata o un paso atrás para reflexionar y reinventar el concepto. La expectativa del regreso de BIBO era alta, pero lo que encontramos fue una extraña mezcla de lo viejo y lo nuevo, con resultados desiguales, que acaban en la pérdida de identidad de la marca BIBO que perduraba con grato recuerdo en el ideario de quienes visitamos Marbella.

La nueva decoración del restaurante es una mezcolanza de estilos absurda. Parece que se hubiera pretendido conservar parte del restaurante francés anterior y maquillarlo de forma rápida y chapucera. Es como si se hubiera hecho todo de prisa y corriendo.

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Decoración de BIBO: Sólo los cuadros son más feos que los espejos. Parece una barra americana de los 90

Nada más llegar, nos pusieron unos aperitivos de foie y queso parmesano que parecían sacados de un cumpleaños infantil. La mayoría de los comensales los dejaron intactos, entiendo que alguien avisará al chef de este punto y cambiará el entrante. Pero lo singular es que pese a que la mayoría de los comensales no lo probaba, una sala pasiva, sin interés, velocidad ni alma, ni siquiera preguntaba si no había gustado o cuál era el problema. Les importaba cero. A otra cosa mariposa.

El pan, grasiento como siempre, no ha cambiado en absoluto. Parece que Dani quiere mantener algunas cosas inalterables, y eso, que es algo que celebro en otros platos, con el pan y corriendo los tiempos que corren, no tienen ningún sentido. Lo mismo ocurre con la mantequilla de bote, presentada por la brigada como si fuera una joya única en el mundo. ¿De verdad? ¿Así pretenden sorprender a los comensales?

BIBO Marbella. Dani Garcia hace posiblemente el pan más grasiento del mundo mundial. Justo lo que necesitaba; Gracias DaniPasemos a las croquetas, antes servidas sobre una espectacular mano al estilo de las piezas de vajilla creadas por “el Taller de Piñero” y ahora presentadas en una fuente de alpaca que nos transporta a los años 70 en una casa venida a menos. Sí, siguen siendo deliciosas las jodidas croquetas, pero ¿qué ha pasado con la vajilla? ¿Dónde está esa sorpresa, originalidad y frescura que caracterizaban al BIBO original? Ese efecto WOW al recibir los platos. ¿Ahora se soluciona todo con ollas de cobre y piezas de alpaca? Lo más gracioso es que alguien nos dirá que es una vuelta a los orígenes. Pero no. La simplicidad es la máxima sofisticación, pero la simplicidad no debe confundirse con el cutrerío, y de verdad parece lo último.

La música lo destroza todo

El volumen de la música es ridículo. Molesta mucho y eso no tiene sentido. Pero ni ese volumen exagerado puede paliar lo ridículo de la playlist elegida. ¿Alguien ha cobrado por este trabajo? lo digo porque más que pensada para ambientar un local parece hecha por un grupo de adolescentes borrachos que han mezclado canciones sin criterio alguno mientras alternan tequila con cerveza. No sabemos quién ha sido el responsable, pero desde luego no aporta nada positivo al ambiente del restaurante y está fuera de lugar.

Ha sido en una comida familiar a las 13.30 horas y hemos sufrido como en un mismo tiempo y espacio han convivido la música de Fito Páez, a todo volumen, con canciones poco apropiadas para la hora y lugar, en las que invitan a consumir whisky y cocaína -he tenido que explicar a mi hijo de 9 años que es la cocaina, gracias Dani, pero hubiera preferido elegir yo el momento y el lugar-, con otras sin sentido, sin ningún storytelling, sin ninguna línea argumental entre sí, como la música del Canijo de Jerez -mi existencia era más feliz al desconocer hasta hoy la existencia de este artista-, canciones del 2006 de la Oreja de Van Gogh, flamenco ininteligible y delirante o de Remedios Amaya con «Sobreviviré», grabada tras su fiasco en Eurovisión, y no, obviamente no sobrevivió a eso la pobre mujer…, seguido de los Nikis con el «Imperio Contraataca», que casi me animaban a recordar mis veintitantos y pedir un «mini de cerveza» y una de bravas que a comer en un afamado restaurante de Puente Romano. Jamás había visto como una mala selección musical podía afectar tanto al ambiente de un restaurante. No sabemos quién ha hecho esta playlist pero hay que fusilarlo o sacarlo inmediatamente por la frontera de Melilla. Es un ejemplo de como una música inadecuada prostituye la atmosfera de un restaurante hasta destrozarla.

Al tipo que haya diseñado la música del restaurante hay que sacarlo con urgencia y sin retorno por la frontera de Melilla. Incluso si ha sido el propio chef: que se joda y no vuelva

La línea musical es ridícula pero su combinación con la decoración del restaurante, con escayolas ficticias, y espejos mágicos por doquier es algo inimaginable. Nos mirábamos embobados ante esa experiencia kitsch en la que no sabíamos, si al ritmo de la próxima canción, tras el espejo iban a salir un grupo de strippers, unos gitanos dando las palmas, o unos alegres camareros tarta en mano cantándonos cumpleaños feliz. No entendemos que han intentado en esta ocasión, pero la atmosfera es infinitamente peor y con menos sentido que la del BIBO original que jamás debería haber cerrado.

Bibo Marbella: Pasta al vodka pero con el vodka tan reducido que es pasta con tomate y lo recomiendan como plato infantil.
Bibo Marbella: Pasta al vodka pero con el vodka tan reducido que es pasta con tomate y nata y lo recomiendan como plato infantil.

Incluso las cartas físicas parecen haber sido elegidas por el peor enemigo del chef. Huelen mal, y no es broma. Han optado por una especie de cartón forrado de tela que desprende un aroma desagradable. Imagino que esto cambiará con el tiempo, y debe ser una mala elección de materiales, y se debe ir ese mal olor, pero ¿cómo se les ha ocurrido usar algo así?

Pero lo peor es el servicio. Tienen un problema en la sala. O les pillamos en un día muy malo o no lo entiendo. Sólo 6 mesas y tardaban una eternidad en atender. Los platos principales llegaron 1 hora y pico después de estar sentados. Es absurdo tener 6 personas en cocina, 6 mesas en la sala y tardar casi una hora en servir los platos principales siendo estos un simple solomillo (que estaba correcto) y una pasta al vodka, que por cierto la recomienda como plato para niños al no tener menú infantil “ya que el vodka está tan diluido que no hay apenas alcohol”. Es decir, que no pasa de ser una pasta con tomate y nata (¿?!!), entonces ¿porqué lo llamamos pasta al vodka si no hay vodka?. Llegaron estos platos para dos de los comensales cuando el tercero ya había acabado su plato principal, una hamburguesa de “fish and chips”, rica pero con espinas. Para haberse matado por cierto al comer la corvina en formato hamburguesa si tiene espinas. Milagrosamente no hubo desgracias personales.

BIBO Hamburguesa fish and chips Merca2.es

Dada la experiencia, el agotamiento por la esperas y la perforación de nuestros tímpanos con la discutible música (ya jugábamos a apostar si la siguiente sería de flamenco, pop de los 80, el tractor amarillo o algo que nos invitara a volver a los 90) evitamos comer postre, a riesgo de pedir una tarta de queso, y que en el nuevo BIBO ahora se pareciera más bien un experimento de cocina molecular fallido que a una tarta de queso.

Dani, ¿pero en que te has convertido? Regresa al mundo de los BIBOS  que muchos lo echábamos de menos.

Al final, la experiencia en BIBO tras su reapertura en Marbella dejó mucho que desear, lo más positivo es que hay mucho margen de mejora. Aunque algunos platos mantienen su esencia y el producto es desde luego de calidad indiscutible, el cambio de decoración, la selección musical y algunas elecciones cuestionables en cuanto a presentación y el mal servicio en la sala han empañado lo que solía ser una experiencia gastronómica segura, agradable y única en Marbella.

Así que, querido lector, si decides ir a BIBO después de leer este artículo, te sugiero que te prepares para una experiencia «artística» en lugar de una comida tranquila. Porque, al parecer, Dani García ha decidido dar rienda suelta a ese «artista interior» que todos llevamos dentro y, como resultado, el BIBO que conocíamos y amábamos ha desaparecido.

Dani García ha decidido dar rienda suelta al  «artista interior» que todos llevamos dentro y, como resultado, el BIBO que conocíamos y amábamos ha desaparecido

Y, para terminar, me gustaría hacer una llamada a todos los chefs y propietarios de restaurantes: la próxima vez que decidan dar un giro «artístico» a sus establecimientos, por favor, asegúrense de que sea algo que realmente mejore la experiencia de sus clientes y no un intento desesperado de reinventarse tras reinventarse para demostrar que eres una y otra vez el que más se reinventa, vamos, el puto crack de la reinvención por la reinvención. Cambiar por cambiar lo que funciona sin motivo aparente es un esnobismo. Porque, al final del día, lo que realmente importa es la comida y la experiencia en sí misma, no cuántas flores puedas poner en la pared o qué tan alto puedas subir el volumen de la música.

Dani, coño. Es que es una norma básica de la informática aplicable al mundo real, gastronomía incluida. Si algo funciona, ¡no lo toques que lo jodes!

Marbella 2023: Llega Cipriani

Y si esto pasa con BIBO una de las marcas icónicas de Dani García, sus enseñas menores como su restaurante italiano ALELI van a sufrir de lo lindo en cuanto abra en Marbella un concepto gastronómico de competencia directa como es Cipriani. Y eso sucede justo mañana 12 de Abril de 2023. Dani García, que es un genio de la cocina rica y simple, con valores y auténtica empieza a patinar y lo hace en su casa, en Marbella. Es el ejemplo claro de que no se pueden tener decenas de conceptos abiertos y mantener la cabeza fresca.

Algo está pasando en Marbella y es una buena noticia que BIBO ha vuelto, pero la mala noticia es que se ha convertido en un sitio prescindible e invita a no volver. ¿Cambio de ciclo? Regresa Dani, regresa. Que sino me temo que lo próximo será verte en televisión entre la terna de jurados de Masterchef, y sólo de pensarlo ¡me tiemblan las piernas!


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