viernes, 22 noviembre 2024

El oro se desentiende del dólar, pero no del petróleo

El oro es el mayor valor refugio del mundo. La inflación galopante ha reactivado con fuerza al metal precioso frente al cada vez más devaluado dólar, su moneda física de referencia. La correlación entre el oro y el dólar ha perdido toda fuerza con los altos precios actuales, más con una Reserva Federal imprimiendo dinero para salvar a entidades financieras mientras incrementa los tipos de interés para combatir la inflación. Una incongruencia que apunta a fuertes desequilibrios en el mercado de deuda y una invertida curva de tipos cada vez más profunda.

Tal es la desconexión entre el dólar y el oro, que en los últimos 30 años, el valor de una onza ha pasado de los 400 dólares a los 2.000, mientras que esos apenas 28 gramos equivalen a 20 veces el precio del barril de petróleo, una proporción que se mantiene en 1990 y en 2023. En ese mismo tiempo, el S&P 500 se ha disparado más de un 2.200%.

El oro no ha funcionado con los elevados ritmos de crecimiento de la inflación debido a que la demanda a estos precios se ha reducido

En estos últimos cuatro meses, el oro se ha convertido en un auténtico imán para los inversores. Desde los mínimos de noviembre, los ascensos superan el 23%, con una fuerte revalorización, pero insuficiente para perforar máximos históricos, registrados tras la invasión de Rusia a Ucrania, cuando la onza alcanzó poco después los 2.048 billetes verdes por onza. En agosto de 2020, los precios de este metal se situaron en cotas cercanas a los 2.080 dólares.

RECESIÓN Y ALZAS EN EL ORO: EL ESCENARIO

Los precios se han movido entre ese 23% de subida y una caída del 21%, un movimiento lateral que se ha alargado desde la irrupción de la pandemia. De esta forma, el oro se ha beneficiado en parte de la inflación, pero sin llegar a perforar las fuertes resistencias de los 2.048 y 2.080 dólares, una contradicción dentro de la teoría de los mercados. Y es que, ésta establece que a mayor inflación, mayor es el precio del oro. No obstante, el contexto también se centra en la falta de movimiento de la economía, con un riesgo claro de recesión en las principales potencias de Occidente, como Estados Unidos, Alemania y Reino Unido.

El oro no brilla pese a la disparada inflación
El oro no brilla pese a la disparada inflación

«El oro no ha funcionado con los elevados ritmos de crecimiento de la inflación debido a que la demanda a estos precios se ha reducido», según sostienen fuentes del mercado. «Hay muchos desequilibrios y posibles burbujas, como la tecnológica, que o bien han estallado o bien estarán a punto de hacerlo», han señalado.

Así, el oro a estos niveles actuales apuntaría al inicio de una recesión y se irá incrementando su precio a medida que se profundice en la misma. «La decisión de las subidas de tipos por parte de la Reserva Federal, como las inyecciones posteriores de liquidez continúan creando incertidumbre y aumenta el riesgo de una entrada en recesión incluso antes del verano», han considerado.

EL ORO YA NO ES UN INDICADOR ADELANTADO

El oro se ha utilizado como un indicador adelantado a la economía. A mayor precio, más probabilidad de un frenazo económico, más cuando la industria no está demandando este metal precioso para fabricar sus productos ante una falta de la demanda.

Pero su cotización se ha animado a una velocidad de vértigo cuando la Reserva Federal comenzó a inyectar dinero al sistema y comprar deuda de forma masiva. Desde la creación de los denominados ‘Quantitative Easing’, la Reserva Federal ha introducido casi 5 billones de dólares y ha aumentado su balance hasta rozar los nueve billones de dólares.

Pero una vez que la FED retira los estímulos, el oro no se ha visto beneficiado debido a la aparente apreciación del dólar, aunque no ha sido tal. De hecho, el par frente al euro ha pasado de estar por debajo de la paridad a la debilidad del billete verde. También ha hecho mella que la FED haya reducido su balance en los últimos meses, a excepción de marzo que lo ha vuelto a incrementar de forma intensa, con más de 400.000 millones adicionales.

ORO Y UNA PRUEBA DE FUEGO

Aún así, el oro tiene en mayo otra prueba de fuego, con una nueva subida de las tasas de la Reserva Federal. Si bien, no se espera que la FED vuelva a reducir el precio del dólar hasta el próximo año como pronto. La intención es mantener las tasas en los niveles del 5,5% y 6% hasta que la inflación baje al 2%, un desequilibrio abrupto que machaca a familias y empresas, especialmente las más endeudadas.

La FED observa con atención los precios, mientras los inversores miran los datos de los mercados de deuda con cierto respeto. Y es que, la caída en el precio de los bonos y los altos intereses muestran pérdidas latentes en los balances de bancos y aseguradoras. Por el momento, el oro no brilla como debería, pero podría hacerlo una vez irrumpa la recesión.


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