La fragmentación financiera espoleada por las tensiones geopolíticas podría tener «potenciales implicaciones graves» para la estabilidad financiera mundial y aumentar la volatilidad de los mercados, pues trastoca la asignación transfronteriza de capitales, los sistemas de pagos internacionales y los precios de los activos, ha advertido el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La institución multilateral ha explicado que las tensiones geopolíticas surgidas de las divergencias en política exterior entre los países inversores y aquellos que reciben la inversión extranjera condicionan «considerablemente» la asignación de carteras transnacionales.
El FMI ha citado como ejemplo la brecha entre Estados Unidos y China en cuanto a la creciente disparidad en el sentido de voto en Naciones Unidas a partir de 2016, y que ha coincidido con una disminución en la inversión bilateral de aproximadamente el 15%.
Un aumento de las tensiones con los principales socios comerciales podría provocar una «inversión súbita» de los flujos transfronterizos de capitales, con un efecto «aún más pronunciado» para los mercados emergentes y economías en desarrollo que para los países desarrollados.
Asimismo, estos riesgos geopolíticos podrían trasladarse al entorno financiero al incrementar los costes de financiación de los bancos, reducir la rentabilidad de los mismos y disminuir su provisión de crédito para el sector privado. «Estos impactos serán mucho mayores para los bancos con menores ratios de capitalización», ha explicado el FMI.
Así, la mayor fragmentación también «incrementará notablemente» la volatilidad macrofinanciera a largo plazo al reducir las oportunidades de diversificación en caso de crisis, ya sea a nivel interno o externo.
El órgano creado en Bretton Woods ha recomendado destinar recursos a la «identificación, cuantificación, manejo y mitigación» de los riesgos por inestabilidad financiera. Además, ha aconsejado diseñar hojas de ruta para las entidades supervisoras, test de estrés y planes de contingencia para limitar la transmisión de ‘shocks’ geopolíticos al sistema financiero.
Igualmente, el FMI ha abogado por la tenencia de liquidez y capitales suficientes por parte de instituciones bancarias y financieras no bancarias como red de seguridad en caso de turbulencias.
De forma similar, el organismo con sede en Washington ha animado a los Estados a acumular un nivel de reservas internacionales «sólido», a fortalecer los acuerdos bilaterales y regionales de financiación y a solicitar, de ser necesario, líneas de crédito «preventivas» a las instituciones financieras internacionales (IFI). El FMI ha instado a los distintos países del mundo a disipar mediante la diplomacia las tensiones geopolíticas para «frenar la fragmentación económica y financiera».
Este aviso se ha emitido un día después que el mismo FMI alertase de que los intermediarios financieros no bancarios (IFNB) o sector financiero no bancario (SBNF), compuesto por fondos de pensiones, aseguradoras o fondos de cobertura (‘hedge funds’), han incrementado su vulnerabilidad ante ‘shocks’ financieros tras la subida de tipos generalizadas por todo el mundo.
Estas deficiencias han salido a flote una vez que las subidas de tipos de interés para combatir la inflación han derivado en unas condiciones de financiación más estrictas que pueden poner en apuros a los IFNB, que cuentan con activos e inversiones con más riesgo en comparación con los bancos.
Así, los IFNB se encuentran más expuestos a problemas de liquidez o a la alta interconectividad con el resto de la economía. Además, esta vulnerabilidad podría hacer ‘spillover’ y afectar a los mercados emergentes.
La institución multilateral explicó que los IFNB son «esenciales» para el acceso al crédito y para fomentar el crecimiento económico. Este protagonismo se remonta al espectacular crecimiento registrado tras la crisis financiera de 2008, hasta el punto de que los IFNB hoy poseen casi el 50% de los activos financieros globales frente al 40% inicial.
El FMI aclaró que este fenómeno tuvo lugar tras la adopción de la política de ‘dinero barato’ por parte de los bancos centrales y por la mayor regulación del sector bancario, que desplazó los instrumentos de inversión más arriesgados a los IFNB.
De esta forma, los bancos centrales podrían verse en el aprieto de necesitar subir los tipos para devolver la inflación al objetivo del 2%, pero, a cambio, someter a estrés a entidades susceptibles de los IFNB.
«En el actual contexto de alta inflación y condiciones financieras más estrictas, los bancos centrales deben analizar los costes-beneficios durante episodios de estrés en los mercados y abordar el reto de salvaguardar la estabilidad financiera y la estabilidad de precios», dijo el FMI.
A este respecto, la institución surgida en 1945 ha avisado de que el acceso de estas entidades a la liquidez aportada por el banco central puede ser «necesaria» en tiempos de dificultades, pero siempre con ciertas cautelas.
Entre estas, el FMI recomienda, como primera línea de defensa, regular y supervisar a los IFNB. Después, asegurar la liquidez por parte de los bancos centrales, pero solo como medida temporal y con requisitos estrictos para reducir el «riesgo moral». Este mecanismo debe limitarse a ser el de «prestamista de último recurso» para las entidades sistémicas en problemas.
Asimismo, el FMI ha resaltado como «crítica» la importancia de una comunicación clara y efectiva, así como la coordinación entre bancos centrales y los reguladores financieros a la hora de mitigar riesgos.