La experiencia es una herramienta importante, en la vida y en los negocios, pero no siempre se ven ejemplos tan evidentes de por qué. Sin embargo, al ver los beneficios de las empresas que tienen relación con las vacunas que nos ayudaron a salir de ese mal rato que fue el confinamiento esto es evidente. Es que de las tres principales solo Pfizer ha podido aumentar sus beneficios de forma continua después de 2021. Es que mientras BioNTech los redujo en 2022 un 8,3% y Moderna hasta un 41% Pfizer los volvió a aumentar hasta un 43%.
No es casual que la empresa se haya sabido poner en esta posición. Sin que sean empresas necesariamente novatas las otras construyeron sus beneficios, resultados e imagen de empresa con base en la vacuna. Es decir mientras que para una de ellas el ser parte clave de este momento sirvió solo para reforzarse y seguir creciendo para las demás fue realmente el momento que las llevo a ser empresas con poder real en este mundillo.
Es en el fondo algo que solo se puede aprender desde la experiencia. En momentos como esos en ocasiones hasta las grandes empresas se confían demasiado, mientras tanto Pfizer ha aprovechado el momento para invertir en otros proyectos de investigación y en reforzar su negocio de atención primaria en todo el planeta. Este último es su principal ingreso y han entendido que no podían dejarlo de lado en un momento donde el mundo de la sanidad, y empresarial, tenían un solo tema en la cabeza.
Por ello parece un buen motivo para ver más de cerca cada una de las empresas, sobre todo dado que a pesar de todo ninguna está en una situación realmente mala. Lo cierto es que estamos hablando, incluso en el peor de los casos, de reducciones en beneficios, todas en empresas que están dando ganancias, por lo que no hay motivo para encender las alarmas aún, aunque no sería mala idea para Moderna y BioNtech verse en un espejo y preocuparse antes de que haya motivos reales.
PFIZER: LA VENTAJA DE SER UNA EMPRESA CON VARIEDAD
Lo cierto es que la principal ventaja de Pfizer en estos temas es que es mucho más que un productor y desarrollador de productos farmacéuticos. Como ya se mencionó la empresa trabaja también con atención primaria, pero además en áreas como la oncología y servicios especializados. Es una característica que les permite mantener los buenos números, pues cuando una de ellas flaquea, como la oncológica el año pasado, pueden depender de otra.
Es algo de lo que ha presumido su consejero delegado Albert Bourla, en la presentación de resultados de 2022 «un año sin precedentes para la compañía, no solo en términos de ingresos y ganancias por acción, que fueron los más altos en nuestra larga historia, sino, lo que es más importante, en términos de porcentaje de pacientes que tienen una percepción positiva de Pfizer y del trabajo que realizamos», sentenció.
Esa diferenciación es lo que pone a los otros dos en una realidad considerablemente más delicada. Es que para Moderna, cuyo producto prioritario sigue siendo la vacuna de ARN mensajero contra el covid, el que los casos de la enfermedad disminuyeran de forma radical (en buen nivel gracias a su vacuna) y la poca aceptación en Europa de la tercera dosis de refuerzo los han dejado colgando en algunas áreas. Es que la reducción de sus beneficios es considerablemente mayor que las demás.
«Tuvimos que lidiar con un tercer trimestre muy complejo desde el punto de vista de la fabricación, hemos tenido bastantes puntos débiles. Estamos trabajando en muchos de esos problemas, hay muchas lecciones por aprender», señaló el director ejecutivo de Moderna, Stephane Bancel.
BioNtech no ha tenido un bajón tan importante, aunque no por eso deberían ignorar las señales. Si bien en su reporte de cierre del año su responsable financiero Jens Holstein, no mostró preocupación: «Los ingresos por nuestra vacuna para el Covid-19, impulsada por su capacidad bivalente para hacer frente a Omicron, han asegurado otros buenos resultados financieros este 2022», aseguró. Lo cierto es que no sería mal momento para intentar diversificar sus proyectos.
LA SANIDAD POSTPANDEMIA SIGUE SIENDO UN BUEN NEGOCIO
Lo cierto es que más allá de estos casos específicos la realidad es que la sanidad, tanto en farmacia como en atención sigue siendo un buen negocio. Se ha visto en el caso de las empresas españolas, y aun en los casos donde hubo menos beneficios sigue tratándose de números por encima de los 18.500 millones de dólares.
El tiempo tendrá que decir si estos datos se mantienen positivos, pero dado que a la salud seguimos sin poder ponerle un precio lo normal es que sea un sector que mantenga su fuerza. Dado que en España el sistema de salud público sigue pasando por un momento complicado, a raíz del colapso posterior al COVID, lo normal es que se siga viendo una situación de crecimiento para estas empresas.