Con la llegada de la primavera iremos teniendo más horas de luz hasta la famosa noche de San Juan, la noche más corta. Venimos de unos meses con poca luz y mucho uso de la luz artificial. No dejamos de ser animales diurnos que funcionamos con el mismo reloj biológico y metabólico desde que el hombre es hombre. Sin embargo, con la civilización y la electricidad todo eso se ha ido al garete, viviendo rodeados de luz no natural y alargando nuestros días más allá de la puesta de sol, que es cuando deberíamos dormir, así como despertar con el alba. Veamos en qué influye en nuestra salud.
5HAY LUCES AZULES Y LUCES AZULES
Cuando hablamos de luz azul, nos viene a la mente los LED, cada vez más habituales, más que por salud por su increíble bajo consumo. Pero no todos los LED emiten una misma luz azul, al igual que otras fuentes lumínicas. Hay luces frías muy blancas o mejor dicho muy azules, con menos rojo o verde. Si la luz es cálida, habrá más presencia anaranjada y menos azul, lo que es la bombilla de toda la vida. Por eso la bombilla emite calor y los LED no.
Para la salud no es lo mismo una luz azul cercana al ultravioleta (UV) que una luz azul que esté lejana al UV. El azul tiene más energía que el rojo o el verde. Entonces esa radiación más energética tiene algún tipo de efecto diferente sobre el tejido ocular que otro tipo de luz azul. Aquí es donde entra la polémica, ya que si metes mucho azul cercano al ultravioleta será perjudicial.