El Banco Central Europeo (BCE) de Christine Lagarde ha decidido incrementar los tipos de interés otros 50 puntos básicos, hasta situar la tasa oficial en el 3,5%. La medida se produce en plena crisis de confianza en los mercados, una grave situación que pide sosiego y tranquilidad. Pero Lagarde y su consejo hace oídos sordos al más que posible contagio de la situación que atraviesa Credit Suisse, el segundo banco de Suiza.
La subida de los intereses de la deuda, tanto soberana como privada, ya tiene un efecto inmediato en la deuda más segura de Europa, la de Alemania, con un incremento del rendimiento del 5,7% en la jornada de este jueves, mientras que la deuda americana se ha desplomado con fuerza. En las plazas bursátiles, el mensaje es claro. El dinero está buscando refugio y aún no se ha producido el verdadero pánico. «Es el primer aviso. Han quebrado tres bancos en Estados Unidos y Credit Suisse sólo tiene la salida de una fusión», han sostenido analistas consultados por MERCA2.
EL BCE HACE CASO OMISO AL MERCADO
Si bien, han apuntado que la asistencia de más de 54.000 millones de euros dada a Credit Suisse ha tranquilizado a los inversores. No obstante, las alzas en la firma bancaria han pasado del 30% a primera hora de la jornada al 19%, dibujando una montaña rusa y a duras penas mantiene los dos francos suizos por acción.
La inyección de liquidez no es un rescate y los inversores arrastran unas pérdidas del 98% desde los máximos de 2007. Y es que, el banco nada en liquidez, miles de millones de francos suizos, pero el reembolso de 100.000 millones durante el pasado año. De esta forma, la asistencia serviría para que Credit Suisse alcance los mínimos requisitos regulatorios. «La fusión con UBS sería la salida natural, pero habría que ver ahora las condiciones que impondría la primera entidad suiza sobre la segunda», han destacado.
EL PRECIO DE LA DEUDA SE HUNDE CON EL BCE
La polémica decisión de Lagarde ha incrementado los intereses del bono alemán a diez años, considerado el más seguro de la Eurozona, en más de un 7,5%. El bono alemán a ese tiempo se situó con una rentabilidad del 2,11%. Tras el discurso de Lagarde, el interés alcanzó el 2,27%. En el caso del bono español, el interés ha subido un 4% desde los mínimos de la jornada, hasta situarse en el 3,36%. La prima de riesgo en España, por su parte, se vuelve a situar al borde de los 110 puntos básicos.
En EE UU, por su parte, la rentabilidad del bono americano a 10 años se ha hundido con fuerza, hasta el 3,51%, en niveles no vistos desde mayo de 2010. A 30 años, el interés ofrecido se sitúa en el 3,57%. El bono a dos años, por su parte, ha registrado una fuerte caída en las últimas jornadas, si bien se ha disparado un 4,7% en la sesión de este jueves, hasta marcar un rendimiento del 4,16% tras llegar a situarse en un mínimo del 3,88%. De esta forma, la curva de tipos continúa invertida en la primera potencia de Occidente. Es decir, la rentabilidad es mayor en el corto plazo respecto al largo, una situación que ha mostrado siempre una recesión.
Con esta situación, varios bancos centrales han reculado en sus decisiones de subidas de tipos de interés. Costa Rica, por ejemplo, ha sido el primer país en reducir el precio de la divisa ante la convulsión en el mercado. El BCE lo tendrá que hacer antes de lo previsto, si bien su mandato se centra en la estabilidad de los precios en niveles cercanos al 2%.
LA INFLACIÓN SE MODERARÁ EN MARZO, MIENTRAS EL BCE APRIETA EL GATILLO
Hasta ahora, Lagarde ha cumplido su guión al pie de la letra. Si bien, en la explicación de las subidas de tipos ha señalado que dará la liquidez necesaria para afrontar los problemas de confianza que puedan registrarse en la Eurozona. Por un lado, el BCE se mantiene impasible ante la tensión en la banca, y por otro ha dado sus muestras de atacar la inflación.
Sin embargo, la inflación bajará por efecto estadístico en los próximos meses tras haberse disparado desde hace un año y 9 meses. Las subidas en marzo tenderán a moderarse y será la baza que utilice el organismo para ralentizar los tipos de interés. No obstante, mientras esto sucederá, la política monetaria del BCE está golpeando a las familias y empresas, ávidas de liquidez, y con una restricción importante al crédito.
Algunos expertos, no obstante, comparten el discurso de Lagarde al asegurar que es una muestra de confianza hacia el sector financiero y que el riesgo de los contagios de EE UU y de Suiza están controlados. Este mismo jueves, la gran banca estadounidense ha salido al rescate de First Republic con 30.000 millones de dólares.
EL BCE HA METIDO EN UN GRAVE PROBLEMA A LA BANCA
Sin embargo, si Lagarde no ha medido bien los riesgos y el sistema bancario se encamina a un nuevo colapso, el BCE se quedará sin margen de maniobra para detener el impacto. De hecho, un cambio en la política monetaria generaría aún una mayor desconfianza no sólo hacia las entidades financieras, sino también hacia la deuda soberana. Por el momento, este impacto se está palpando en los principales bonos, como el alemán, en teoría un escudo en tiempos difíciles al ser la locomotora europea. No obstante, el país está sumido en recesión con unos precios disparados.
De hecho, los inversores y analistas apuntan a un aterrizaje brusco. La pregunta es si habrá ruedas en el avión y si la pista está en condiciones para recibir el impacto. Y es que, este endurecimiento de la política monetaria, con inflación galopante y unos tipos al alza mes tras mes están constituyendo uno de los mayores errores cometidos por el BCE en sus apenas 20 años de historia.
En caso de un estallido en la banca, el BCE tendrá que recular con fuerza y rapidez, pero por lo pronto no se espera que actúe para equilibrar las fuerzas pese a los riesgos sistémicos de sus propias decisiones.