La aseguradora española Mapfre ha aprovechado la actividad del fondo que comparte con los australianos Macquarie Asset Management , el fondo Stable Income European Real Estate Fund-Macquarie o más conocido como Sieref-Macquarie 2, para adquirir un gran activo inmobiliario en Londres.
Para más detalle, el edificio aglutina hasta dos números, el 8 y el 10, de la calle Old Jewry, en la misma City de la capital inglesa, y cuenta con casi 5.400 metros cuadrados. Ambas multinacionales han invertido hasta 100 millones de euros por el inmueble, siendo la segunda inversión realizada por Sieref-Macquarie 2.
Mapfre ha adquirido un edificio de oficinas de 13.000 metros cuadrados en Berlín
El edificio, construido en 1913, ha sido recientemente reformado y está ocupado por restaurantes y espacios auxiliares de alta calidad, aunque la mayoría de sus inquilinos pertenecen a los sectores de la tecnología, la banca y las finanzas. Situado a 150 metros del Banco de Inglaterra, el edificio se encuentra a poca distancia de varias estaciones de metro y líneas principales, incluida la nueva Elizabeth Line en Moorgate.
Sin embargo, además de la adquisición en Reino Unido, la entidad aseguradora también ha efectuado otra operación inmobiliaria en Berlín. La transacción se ha llevado a cabo conjuntamente, otra vez, con Macquarie Asset Management y el inmueble ha sido comprado
En resumen, se trata de un edificio de 13.000 metros cuadrados en la capital alemana, con una altura de hasta 8 plantas en el barrio berlinés de Wilmersdorf, algo alejado del centro de la capital pero ofreciendo una “excelente conectividad” con otras zonas de Berlín, según especificó la compañía española.
NUEVO FONDO: MAPFRE PRIVATE DEBT
Con todo, la entidad aseguradora mantiene varios fondos de inversión y de deuda privada, el último de ellos el lanzado hace unas semanas: Mapfre Private Debt, FIL. Con esta iniciativa, Mapfre pretende aglutinar todas las inversiones de las filiales del grupo asegurador ya realizadas en este tipo de activo, así como nuevas inversiones por un importe de unos 350 millones de euros.
Según la compañía, su propio equipo gestor “realizará una exhaustiva ‘due diligence’ de los fondos en los que va a invertir y tendrá en cuenta criterios como el tamaño del fondo, la experiencia del equipo gestor, el proceso de inversión, el tiempo que lleva trabajando juntos o la experiencia de inversiones pasadas. También se dará prioridad a los criterios de sostenibilidad ESG, como ocurre ya con el resto de inversiones de Mapfre».
«La velocidad de implementación de las políticas ESG en los mercados ilíquidos está siendo más rápida que en los líquidos”
«La velocidad de implementación de las políticas ESG en los mercados ilíquidos está siendo más rápida que en los líquidos. Valoramos cómo exigen a las compañías a las que dan financiación la incorporación de estos compromisos, algo que podemos ver en los ‘covenants’ o en los spreads que están pagando en la financiación, entre otros factores», explicó el director general de Mapfre AM, Javier Lendines.
OBJETIVOS PARA 2023
Aunque el pasado año 2022 no fue el esperado, la entidad aseguradora ha decidido mantener el mismo objetivo, sin aumentarlos para 2023 y de cara a mejorar la rentabilidad de su Plan Estratégico 2022-2024. Desde la compañía han reconocido no haber cumplido con la hoja de ruta marcada durante el primer año del trienio, pero todo como consecuencia del entorno macro y el impacto de la siniestralidad en el negocio de autos.
“Contamos con un balance saneado y una excelente posición de solvencia»
Así, la entidad española líder en servicios aseguradores ha reconocido que «aunque no hemos podido cumplir con el objetivo de ratio combinado, y por tanto el ROE ha quedado algo por debajo de nuestras expectativas para este primer año del Plan Estratégico 2022-2024, el desarrollo de negocio y el desempeño estratégico han sido muy positivos y contamos con un balance saneado y una excelente posición de solvencia».
En la misma línea, Mapfre ha analizado la situación de su presencia en el extranjero y el contexto macroeconómico mundial que ha afectado a todos los niveles.
Por eso han explicado que «en algunos países no vimos venir la enorme fuerza con la que iban a subir los costes y tampoco pudimos gestionar adecuadamente la tarifa, bien por vacilaciones y retrasos internos, bien por limitaciones impuestas por el supervisor o por las propias circunstancias del mercado, los distribuidores y la competencia».