Alguien miente en el mercado o como mínimo alguien está equivocado. El S&P 500 ha roto al alza la directriz bajista, dando la impresión de que la Bolsa podría retomar la senda alcista o iniciar un movimiento lateral. No obstante, el escenario más probable es que se trate de una trampa, tal y como ha ocurrido en todos los mercados bajistas de calado en toda la historia del selectivo más importante del mundo.
Este escenario se dio en el estallido de la burbuja tecnológica de 2001, la crisis financiera mundial d 2008 e incluso en la recesión provocada por la pandemia en 2020. Los datos macroeconómicos muestran una recesión abrupta, más profunda de lo previsto, y se alejan cada vez más de un supuesto aterrizaje suave, cuando el avión aún continúa a velocidad de crucero dirigiéndose a la pista.
Creemos que existe una posibilidad razonable de que la Reserva Federal tenga que llevar la tasa de los fondos federales al 6% y mantenerla durante un período prolongado para desacelerar la economía y reducir la inflación casi 2%
Los analistas están cambiando el rumbo en sus informes y las señales de alarma suenan cada vez con mayor fuerza y frecuencia. De apuntar a un cambio en la política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos a un mayor incremento de los tipos de interés a niveles muy elevados, cercanos al 6% para los próximos meses en la primera potencia de Occidente y de entre el 4% y el 5% en la Eurozona.
LA CURVA DE TIPOS EN EE UU PROFUNDIZA SU INVERSIÓN
Los últimos en sumarse a este cambio en las perspectivas son BlackRock y Shroeders, que han irrumpido en el debate sobre el techo del precio del dólar con una perspectiva de vértigo. Las tasas de la FED alcanzarán un máximo del 6%, un incremento del 33% respecto al 4,5% actual. En este sentido, han aconsejado a los inversores revisar sus estrategias debido al que el consenso del mercado no esperaba mayores tasas de interés, sino que éstas se mantendrían en estos niveles hasta finales de año.
Así las cosas, el mercado refleja este escenario en una curva de tipos invertida que profundiza su gráfico, con intereses del 5% en el bono a dos años frente a la rentabilidad del 3,92% que registran los bonos a diez años y del 3,8% en los bonos a 30 años. Esta brecha muestra que el largo plazo da una mayor certidumbre o un menor riesgo que a corto plazo, una situación que sólo se ha registrado en periodos de recesión. Sin embargo, la economía estadounidense y el mercado laboral aún se resisten a hacer realidad los peores augurios.
Los inversores en renta fija y variable han exigido el fin de la agresiva política monetaria tras el batacazo de Wall Street en 2022, tan sólo aliviado por el fuerte repunte registrado desde los mínimos de octubre. Las previsiones señalaban a una moderación de la FED hasta abril, para después bajar el precio del dólar durante el último trimestre del año.
POWELL ECHA UN JARRO DE AGUA FRÍA A LAS EXPECTATIVAS
Sin embargo, Jerome Powell, presidente de la FED, ha echado un jarro de agua fría al mercado al alimentar las expectativas de nuevas alzas en los tipos de interés, mientras las estimaciones de una recesión en EE UU se han disparado. El propio banco central señaló que su objetivo es controlar la inflación, independientemente del número de parados que provocaría su política monetaria o si la economía estadounidense entrara en recesión. De hecho, se llegó a especular con un incremento en los objetivos del IPC en la FED, pero el organismo lo ha negado de forma tajante.
En este sentido, la FED mira con lupa los datos de desempleo para impulsar su política monetaria. «Creemos que existe una posibilidad razonable de que la Reserva Federal tenga que llevar la tasa de los fondos federales al 6% y mantenerla durante un período prolongado para desacelerar la economía y reducir la inflación casi 2%», según ha asegurado Rick Rieder, director de inversiones de renta fija global de BlackRock.
Este incremento del ritmo de las subidas de la FED contrasta con la moderación en otras zonas con fuerte influencia de EE UU, como Canadá y Australia, cuyos gobernadores han moderado y suavizado l mensaje. El mensaje de Powell, además, ha alimentado los temores de un aterrizaje forzoso de la economía, un escenario que se había descartado prácticamente por completo.
HABRÁ UN ATERRIZAJE FORZOSO DE LA ECONOMÍA
«Los comerciantes de swaps ahora están valorando un punto porcentual completo de los aumentos de la Fed durante las próximas cuatro reuniones», ha señalado, según recoge Bloomberg. En la misma línea se ha mostrado Kellie Wood, directora adjunta de renta fija de Schoeders en Australia. «No se puede descartar una tasa del 6%».
Todo ello, con una curva invertida de tipos que muestra la mayor brecha desde 1981, al registrar un diferencial de más de 100 puntos básicos entre la rentabilidad del bono a dos años y el de diez años. En aquella época, EE UU registró una inflación de dos dígitos en plena crisis del petróleo.
Las perspectivas de una recesión muestran, además, fuertes caídas en las materias primas al entender el mercado una reducción drástica de la demanda, pero aún así el ritmo de los precios no retrocede con virulencia por el stock de bienes en los almacenes de industrias y compañías.
LOS MERCADOS EMERGENTES, LOS PRIMEROS EN PERCIBIR LA SACUDIDA
Los mercados emergentes se verán afectados, como está ocurriendo con la Bolsa de China y asiática. Uno de las divisas que alerta de las consecuencias es el won surcoreano, un termómetro del sentimiento del riesgo en Asia. A mayor fortaleza frente al dólar, mayor tranquilidad. En la jornada de este miércoles, la caída es de casi el 2%.
De esta forma, las perspectivas de los inversores están muy equivocadas respecto a las decisiones de la FED, un escenario se abre ahora, mientras el S&P 500 continúa mostrando la ruptura de una tendencia bajista. Como si fuera la tensa calma antes de la virulenta tormenta.